Una golondrina no hace verano
El gobierno de Gildo Insfrán cedió ante la creciente protesta de los comerciantes cercándolo en la propia casa de gobierno.
El gobierno de Gildo Insfrán cedió ante la creciente protesta de los comerciantes cercándolo en la propia casa de gobierno.
Vallados como fortalezas, una cantidad de alrededor de 100 policías apostados de manera permanente, controles cada 20 metros y el descontento social que fue el condimento de una olla, no popular sino de presión que amenazaba con estallarle en el rostro, probablemente con una brutal represión como la del 5 de marzo con el resultado de más de 100 formoseños detenidos.
Insfrán no quería otro “viernes negro pero sin dudas que se estaba gestando por lo que la continuidad de la Fase 1 era insostenible a pesar del único recurso constante durante la pandemia, el encierro de personas en los CAS.
Los números bajaron no en razón del encierro sino de la conducta de la gente que decidió (no en todos los barrios y no en todos los municipios) cuidarse a sí misma debido a la ineficiencia demostrada por el Consejo de Atención Integral a la Emergencia, que consideraba “formidable” el solo haber vacunado al 30% de la población y llegar a vacunar a 220 mil personas de una población objetivo de 600 mil en 7 meses con una insuficiente cantidad de vacunas para todos los argentinos y los formoseños.
El haber levantado la Fase 1 en un contexto de ollas populares, insultos a la salida de la conferencias de prensa de la mesa del COVID 19, huidas vergonzosas a esconderse de varios de sus componentes y la desobediencia civil de los comerciantes de abrir de todas maneras y resistir lo que se viniera, policía o la inquisición de Defensa al Consumidor, hizo que el barbado lagunense diera marcha atrás en sus medidas absurdas.
Cambio de humor
Los comerciantes abrieron por primera vez este sábado y la ciudad fue otra, el humor dejó fuera de la mira a las aburridas conferencias del mediodía y con la cercanía de una fecha tan sensible como el día del padre, los comerciantes se dedicaron a prepararse para hacer lo que han hecho siempre hasta que fueron atacados como delincuentes por las políticas sin sentido del gobierno de la provincia, vender y tan solo vender.
Con protocolos que se podrían haber practicado “desde siempre”, la gente salió a comprar, a pasear o a hacer deportes individuales, considerados como actos “demenciales o criminales” contra la salud pública, en razón del estado de sospecha de cualquier ciudadano en los controles policiales.
Muchos de los que hoy ponían la mejor cara para atender a las familias que se acercaban a comprar un regalo, a consumir una gaseosa o a saludarlos por la “buena noticia” de poder volver a trabajar, tienen varias causas penales en la justicia obediente de la provincia de Formosa.
Personas que solo se las conocía por atender sus locales o manejando a sus empleados a quienes les daba trabajo, pasaron a volverse personajes mediáticos porque se plantaron en la defensa de sus derechos constitucionales a trabajar y a su vez, verdaderos delincuentes, tratados peor de ladrones o narcotraficantes.
El modelo formoseño
Todo un estado opresor detrás de personas comunes, vendedores ambulantes, puesteros de pago al día del mercadito paraguayo, dueños de un bar, de un café, hasta el “yuyero” que se hizo viral al sacarse una foto con Insfrán, fueron impedidos por los recursos inacabables del estado para no dejarlos trabajar.
“Señores policías, están persiguiendo a trabajadores como si fueran enemigos del pueblo” les aclaraban de manera interminable a los uniformados, sometidos y explotados por sueldos bajísimos pero sin ninguna otra opción laboral en una provincia con un 50% de pobreza.
Los jueces escondidos tras sus escritorios, sacaban una condena tras otra, una contravención tras otra, todas a ciudadanos que jamás siquiera tuvieron una multa por mal estacionamiento. Mientras tanto, el gobernador esperaba escondido que aprobaran la vacunación con la Sputnik V a mayores de 60 años y se ocultaba en la burbuja sanitaria que no tuvieron 742 formoseños fallecidos y 42 mil formoseños contagiados de COVID 19, la mayoría de ellos sin haber sido vacunados.
“El daño está hecho pero siempre pensamos en salir para delante” decía el dueño de una zapatería, cuyo negocio, estaba funcionando en dos metros cuadrados en el sector cerca de la casa de gobierno, con un prolongador puesto que le habían cortado la luz durante la semana, debiendo nada más que dos meses y sin poder trabajar.
Seguimos en un equilibrio inestable
Las mismas caras que transmitieron pesimismo durante un año y cuatro meses, ahora levantaron la Fase 1 en momentos en donde muere un formoseño cada 90 minutos.
La tasa de mortalidad es la más elevada de la región y los números de contagios que han bajado un 50%, todavía siguen siendo altos.
Formosa todavía tiene las características, según la clasificación del DNU 287/21, del peor grupo de riesgo que habilitaba y lo sigue haciendo al igual que en muchas otras provincias, la toma de decisiones “discrecionales” del séptuple mandatario.
La ciudad todavía tiene más de 500 casos cada 15 días por cada 100 mil habitantes y ni que hablar de los indicadores provinciales pero para el gobierno, estamos entrando en tiempos electorales y no es bueno tener a la gente enojada constantemente.
“El año pasado nos tuvieron siete meses cerrados, nos fundimos. Ahora nos obligaron con causas y prisión a cerrar los locales y aún con los casos altos, nos dejan trabajar. Lo podrían haber hecho siempre, nunca quisieron. Nos fundieron” afirman los comerciantes.
El daño que le han hecho a los comerciantes es inconmensurable, han destruido a más del 70% de los comercios independientes de la ciudad de Formosa, el otro 30% pugna por no desaparecer y la buena noticia es que justo le toca cuando el empleo público cobra sueldo y aguinaldo juntos, un “espejismo” bien aprovechado ante la inflación galopante y los bajos sueldos estatales.
Los “gremialistas proveedores”
En el medio de la salvaje persecución a comerciantes, Insfrán pone a las caras menos simpáticas a anunciar el levantamiento de la Fase 1.
Por un lado el ministro amante de una ciudad sitiada y el encarcelamiento de trabajadores (con el plus de las causas armadas) y por el otro a referentes como la Federación Económica de Formosa, La Capymef y la Cámara de Mujeres Empresarias que solo se representan a sí mismos, a sus negocios como proveedores del estado y quienes además han tenido un lamentable y cómplice silencio, mientras todos los días se cerraba una persiana.
Amenaza de por medio y apelando a su natural predisposición a infundir miedo y la descalificación, quien más votos le va a restar a Insfrán en las legislativas afirmó que no dudará en dar marcha atrás, en pos de cuidar la salud y la vida de todos los formoseños.
Los comerciantes no volverán a una Fase 1 y ya lo han manifestado ¿Se animará Insfrán a desafiar nuevamente a los trabajadores? No tienen nada más que perder.
Los bolsillos primero
La puesta en escena en recrear consenso de estas supuestas cámaras, no es más ni menos que la novela de todos los gremialistas empresarios, sentados al lado de Insfrán cuando este anuncia los insuficientes aumentos de sueldo de los estatales. Todo un show al cual se prestan poniendo la cara, empresarios que solo facturan para el estado por un lado y ministros a los cuales solo les transfieren sus jugosos sueldos públicos a través sus cuentas bancarias.
Pero los comerciantes se concentran en trabajar, en primera instancia para salir del abismo de desaparecer o quebrar. Por ahora la grieta entre comerciantes de primera y de segunda no es lo importante, hay que remontar el daño que estado provincial les ha causado tirando sobre las espaldas de los independientes toda la hipoteca de la pandemia mientras ellos, (funcionarios y amigos), hacían jugosos negocios.
La grieta entre empresarios concebidos por el gobierno, cámaras sostenidas al igual que los ministros con plata pública, tiene su correlato en el aumento de la recaudación de la Dirección General de Rentas ¿Cómo puede la oficina recaudadora del gobierno aumentar la recaudación si los comerciantes están fundidos?
Porque los ingresos más importantes los tributan los proveedores del estado, más precisamente los que “cartelizan” la obra pública, servicios al estado, entre otros y que mueven la aguja del dibujo de una mejora en el panorama económico.
Esta maravilla de la economía solo sucede en una provincia mágica como Formosa, que según los registros de la consultora IDESA, tiene un 94% de su presupuesto anual (120 mil millones) de fondos nacionales y solo recauda como recursos genuinos el 6%.
Más fallecidos
Los contagios del virus, en su mayoría se detectan por consultas y contactos estrechos y muy pocos por rastreos o búsquedas en zonas de circulación viral.
El miedo al brutal aislamiento que se impuso el año pasado (cuando había menores contagios), ha contribuido a que gran parte de los infectados prefieran quedarse en sus hogares, prescindiendo del servicio asistencial, (que pese a todo sigue siendo admisible), pero muy receloso por los eventuales contagiados.
El promedio de los fallecidos aumentaron en 10 días más del 30 por ciento (17 por jornada). A ese ritmo, sin acelerar las vacunas (solo haciendo anuncios y militancias), muy pronto superaran el millar, para desgracias de los familiares que sufren, además de la perdidas, la humillación de sus gobernantes. Los pesares de la mesa COVID, no alcanzan a mitigar las pérdidas humanas.
Ya llegará la hora de votar y todos ellos le recordarán (o se olvidarán), a Insfrán, que no todos están cooptados por el estado prebendario.
El veterano gobernador va por una de las peores elecciones en años y está dispuesto a poner toda la carne en el asador (con presupuesto público), para levantar la lamentable imagen en la ciudad de Formosa, Clorinda, Pirané y otras intendencias numerosas.
No hay dudas que seguirán manejando los resultados del interior profundo.
Solo hay posibilidades de una “bofetada electoral”, si la amnesia de la sociedad, no sigue favoreciendo a los que han abusado del poder por tratar de mantener el “modelo formoseño”.
Un prototipo que sigue beneficiando a unos pocas familias, que por conveniencias, siguen leales al lagunense.