Los argentinos varados en la frontera con Paraguay fueron echados de Migraciones y pasaron la noche con sus hijos bajo la lluvia
Continúa el drama del grupo de 12 personas, entre las cuales hay cuatro menores. Fueron acusados de “ocupar ilegalmente” la oficina en la que se encontraban alojados. Un fallo judicial había ordenado que se les garantice “el resguardo y la salud”

Luego de estar viviendo durante diez días en el piso de una oficina de Migraciones, los 12 argentinos que se encuentran varados en la frontera con Paraguay fueron desalojados de ese lugar y tuvieron que pasar la noche a la intemperie. Mientras, las autoridades consulares les aseguraron que tienen que regresar al país vecino para recibir ayuda de su parte.
Con temperaturas que alcanzaron los 13° y lluvias incesantes, el grupo buscó algún refugio entre los edificios administrativos ubicados sobre el Puente Internacional San Roque González de Santa Cruz, a los que ya no tenía permitido ingresar, y tuvo que adaptarse a las nuevas circunstancias que le tocaba atravesar.
Con lo que tenían a mano, los adultos improvisaron una pared colgando una frazada del techo de una pequeña estructura situada a un costado de la calle, debajo del cual se recostaron junto a sus hijos para protegerse del agua, a la espera de una solución a sus problemas.
Desde hace casi dos semanas están en este paso fronterizo, que no pueden cruzar debido a las restricciones vigentes, que le exigen a todo argentino que se encuentre en el exterior y quiera regresar, tomarse un avión hasta el Aeropuerto de Ezeiza, uno de los pocos ingresos al territorio nacional que sigue habilitado en el marco de la pandemia del coronavirus.
Sin plata para poder afrontar los gastos que demandaría hacer eso, estas personas solicitaron un “salvoconducto sanitario” para que se haga una excepción y los dejen ingresar por tierra, algo que hasta el momento no pudieron conseguir.
Luego de tres días de estar pidiendo una respuesta en la puerta de Migraciones, los funcionarios de este organismo les permitieron entrar a una oficina, donde pudieron dormir durante diez noches hasta que este viernes les dijeron que se tenían que ir.
Unas horas antes, el abogado Francisco Abel Reyes Rosales, que es parte de los varados, presentó un habeas corpus en un intento más de que tanto a él como al resto de sus compatriotas los dejen pasar a su país para volver a sus casa que, en algunos casos, está a tan solo 150 kilómetros de distancia.
Para cumplir con ese procedimiento legal, tuvo que redactar una carta que luego fue firmada por todos los mayores del grupo y presentada a las autoridades del Centro de Frontera en el que están, pero en mesa de entrada “adulteraron el documento tachando el sello oficial”, lo que invalidó toda la maniobra, según denunció el letrado a Infobae.
(Infobae)