Los cajeros automáticos: un foco de contagio sin control
En medio de una situación sanitaria en Formosa de alto nivel de casos de infectados y muertos por coronavirus existe un foco de contagio en las narices de los funcionarios al que nadie atiende: los cajeros automáticos.

Es a través de esas máquinas que miles de personas a diario en la provincia se hacen de sus dineros de sueldos, jubilaciones, pensiones, planes sociales, etc. Los cajeros automáticos son manipulados por esas personas que deben recurrir por esos canales de cobro obligados por el Estado que los bancarizó.
Los cubículos donde se encuentran los cajeros son chicos, sin ventilación y suelen llenarse de personas que rotan buscando en cada máquina si tienen billetes para cobrar. Todo eso sin que exista en esos sitios un elemento sanetizante como alcohol en gel o alguien que tome la temperatura o los esterilice con agua y alcohol al 70 %.
Una persona que ingresa al sector de cajeros, introduce su tarjeta en la máquina la comienza a operar, con suerte retira su dinero y se retira. Pero detrás suyo llega otra persona a la misma máquina y repite lo que hizo su antecesor. Todo sin que nadie limpie el teclado, la máquina o el lugar.
Esas personas que manipularon el teclado, salen del lugar, se acomoda el barbijo o se toca la cara con la mano que usó para extraer el dinero del cajero. Todo sin control.
Todo un descontrol sanitario que no es patrimonio de un solo banco, en la mayoría sucede esto que se describe y que padecen miles de personas a diario.
Mientras tanto los comercios no esenciales están cerrados, siendo éstos los únicos que disponen todos de alcohol en gel en el acceso, alfombra sanetizante, te toman la temperatura y recién ingresas.
Pero en los cajeros nadie controla, nadie limpia y todos se pueden contagiar.
Con que una sola persona infectada toque el teclado y detrás suyo decenas de otras personas lo hagan, la cadena de contagios si inició sin más trámite