Tarima buscando culpables
Formosa, no solo es la única provincia donde se aplicaron restricciones fuera de toda razonabilidad violando derechos humanos y constitucionales imponiendo una cuarentena absurda cuando no había un solo caso de COVID 19

Formosa, no solo es la única provincia donde se aplicaron restricciones fuera de toda razonabilidad violando derechos humanos y constitucionales imponiendo una cuarentena absurda cuando no había un solo caso de COVID 19 sino que es la única provincia que con la llegada de los contagios comunitarios le echa la culpa a la oposición, al periodismo y a los trabajadores independientes por el colapso de un sistema sanitario que después de un año no se preparó para la peor parte de la pandemia.
Aferrándose al manual populista que al parecer es la única estrategia clara, el discurso es inventar un enemigo en la oposición, periodismo o comerciantes, los que según ellos combatieron hasta “derrumbar” las barreras sanitarias del gobierno de Gildo Insfrán. “Llevarán en sus conciencias los muertos y los contagios que han causado con sus marchas y sus llamados a la rebelión civil” repiten en cada oportunidad que se acerca alguna de sus innumerables radios pautadas o canales oficiales.
Postal fúnebre
Pero difícilmente el “taladrarle” el mensaje oficial a la gente todos los días, le sirva al gobierno para tapar una nueva muestra del abandono de persona por parte del estado que constituyó la muerte de Juana Gómez, que con muchas enfermedades de base, fue trasladada del Hospital Central a cargo de uno de los miembros de la mesa del COVID a nada menos que a la escuela N°3 falleciendo por falta de atención a la madrugada en un Centro de Aislamiento en donde solo había policías pero ni un solo médico o enfermero.
En el lapso de 24 horas, otra persona falleció en la vereda de un inquilinato en el Barrio La Floresta de la ciudad de Formosa y sus vecinos lo tuvieron por más de doce horas sin que fueran a evacuarlo con una ambulancia. 24 horas después en la localidad de Clorinda, otra persona llegó fallecida en la caja de una camioneta al Hospital Felipe Arnedo, porque se fastidiaron de llamar por teléfono cuando empezó a tener síntomas graves por el coronavirus y nadie concurrió a asistirlo. Frente al Hospital había cuatro ambulancias estacionadas y uno de los empleados estaba lavando una de ellas.
Vacunatorio VIP
Insfrán que pensaba apelar a la versatilidad de la memoria de los formoseños, apostaba a la llegada de las vacunas para fines del año pasado. Una vez vacunada la gran parte de la población podría dedicarse a limpiar del inconsciente colectivo los abusos cometidos durante el año 2020.
Pero las vacunas no llegaron en el número necesario y la provincia llegó a inmunizar hasta el día de la fecha, al 16% de la población que suman alrededor de 112 mil vacunas aplicadas (sobre una necesidad de más de 500 mil), aunque con zonas oscuras que constituyen “verdaderos vacunatorios VIP” que van descubriéndose con el transcurso del tiempo, como jueces, funcionarios y hasta presos.
Al gobierno claramente se le quemaron las naves y se montó sobre el cuento de echarles la culpa a otros sin embargo, el mapa de los contagios elaborado por la administración de Gildo, expone que los contagios comunitarios vinieron desde la frontera con el Paraguay, tanto de Clorinda como de la ciudad de Formosa, dos de las ciudades con mayor incidencia de COVID.
Para mayor exactitud, el mismo mapa del gobierno muestra claramente que los barrios más afectados de ambas localidades fueron los barrios en donde mayor tránsito de ingresos ilegales por la frontera se producen a diario.
Solo recitados
Insfrán quiso imprimirle a la campaña contra el coronavirus, la rigurosidad y la veracidad que la enfermedad le exige a todos los países afectados, por eso siempre una de las palabras más repetidas en el consejo de la emergencia era, “información veraz y científicamente validada”.
La información veraz y científicamente validada, sirve hasta que es el propio gobierno el que vuelve a la manipulación de los datos y a tratar de modificar, estadísticas o circunstancias que precisamente no concuerden con el “relato oficial”. Ahora que todo se complica puesto que los hospitales están colapsados al igual que la atención de pacientes con COVID positivo en CAPS o en sus domicilios.
Los hisopados siguen siendo menos que hace 20 días atrás y los casos aumentan de manera desproporcionada. Aún con la cantidad de testeos que se realizan (la mayoría de consultas por síntomas), se estima que hay muchos casos más de personas que no han podido hisoparse y que presentan la enfermedad. Si hoy la provincia tuviera los reactivos (que no tiene) y realizaran hisopados masivos por los barrios, la cantidad de casos subiría sustancialmente por sobre los datos oficiales.
La no deseada realidad
En un escenario en donde el colapso en la atención es visible, no tardaran en llegar escenas dantescas como las vividas en la escuela N° 3 con la asistencia de emergencia que no llega y el transporte de personas fallecidas que no aparece. Ante la falta de un sistema sanitario que se ve superado con un número de contagios y de pacientes de moderados a graves muy inferior al resto de las provincias del NEA, el modelo de sistema sanitario del cual el barbado lagunense se ufanaba cuando no había casos colapsa irremediablemente.
¿No tuvieron un año para prepararse? ¿No hubo científicos que tuvieran previsiones para un escenario de estas características? ¿No les sirvió el sacrificio de miles de trabajadores independientes rehundidos durante un año para ahora manifestarse superados ni bien se pone en tensión la salud pública? ¿Qué hicieron durante un año con los miles de millones que llegaron para prepararse por la llegada de la pandemia?
Son innumerables la cantidad de preguntas que no tienen respuesta y es uno solo el argumento sordo, calcado de los funcionarios del séptuple gobernador en todas las oportunidades, “La culpa es de la oposición, las marchas, los gastronómicos, los periodistas”.
Innecesaria Fase 1
Formosa tiene variantes de COVID 19 que han ingresado por la frontera con el Paraguay y aún con las muestras identificadas, el gobierno no ha denunciado a quien puso en riesgo la salud de todos los formoseños que ellos dicen proteger. De manera evidente, los “científicos” pueden sospechar de la variante genética, cada vez más contagiosa pero miran para otro lado si los contagios los porta algún funcionario, familiar o amigo del poder.
Ahora la amenaza sería otra mutación que ya fue enviada para su análisis al Malbrán, de nuevo el silencio de aquellos que procesan y hasta encarcelan a personas trabajadoras y médicos, pero que no dicen nada cuando, como contado al pasar, sugieren que también la variante Británica podría circular en la provincia.
En la semana dos funcionarias nacionales visitaron la provincia para “coordinar” con el gobierno local, las políticas sanitarias (algo a lo que se comprometieron después de la “visita turística” del Secretario de DDHH. Horacio Pietragalla) y ponderaron las buenas decisiones respecto de cómo se vienen haciendo las cosas.
Afortunadamente se fueron sin responsabilizar a “la oposición, las marchas, los gastronómicos, los periodistas”, pero dejaron una inquietante contradicción en el apuro por no complicar al barbado lagunense en una crítica hacia su gestión.
Entendieron que una Fase 1 es una decisión que perjudica a muchas familias (Formosa es la única ciudad de la república argentina al igual que Clorinda en Fase 1) pero a su vez consideraron que un promedio de 800 casos por día era una cifra muy elevada de contagios por lo que no quedó muy claro si la situación estaba bien manejada o era una medida desesperada ante el colapso de los centros sanitarios.
La verdad no molesta
Quien se encargó de despejar la duda fue el propio Ministro de Desarrollo Humano que afirmó que, “Los que se arriesgan a hacer cuarentena en su domicilio si después llaman al 107 porque se desmejoran, no sé si van a conseguir respiradores”.
La situación es más grave de lo que manifiestan indudablemente y los números son muchos mayores que los que muestran. Es por eso que para evitar la fuga de información, el eterno residente del quinto piso y sus ideólogos de la calamidad, arremetieron contra un laboratorio privado de la ciudad.
No sea cosa que pase lo mismo que con el Dengue y la gente empiece a manejar números reales sobre la cantidad de casos de coronavirus si se hacen los análisis en laboratorios privados. La herramienta más rápida es la censura, la amenaza y el apriete. Punto.
La única herramienta
Formosa se vuelve de a poco una pesadilla no solo para los ciudadanos sometidos por un gobierno que solo tiene el encierro como la última barrera al desastre, porque no ha puesto a punto sus hospitales y los recursos sanitarios. Formosa es la extraña combinación de muchas estrategias truncas, el coronavirus, una ciudadanía harta de imposiciones y la obsesión mesiánica de un longevo caudillo que pensó que podría atajar una pandemia con la policía.
Extrañamente en una provincia escindida del resto del país, país en donde los privados pueden ir a trabajar, los chicos concurrir a la escuela, los transportes de media y larga distancia funcionan e inclusive el transporte aéreo va y viene, no han preparado el principal recurso para combatir una pandemia, los hospitales, los médicos, los enfermeros.
Insfrán invisible, puede mandar a cuanto funcionario se le ocurra a repartir culpas a otros, pero la realidad es que la pandemia lo ha dejado carente, con un sistema de salud que no está preparado y que a la saga ya reporta la falta de recursos y que recién empieza a entrar en tensión por la emergencia.
Ya no sirve la estrategia de un estado policial, ya no corresponde tener una provincia sitiada de esta manera y con insuficientes enfermeros en los hospitales.
Va a seguir haciendo falta más salas de terapia con médicos bien pagos, para recuperar la iniciativa y lidiar con el virus.Toda la sociedad está en manos de narradores e “investigadores de culpables”.
En una extendida mesa, una vez por día, usan para atacar a personas de honestas conductas, como a delincuentes, a quienes si protegen vacunándolos.
Es como un tapaboca, para quienes les pagan sus abultados y puntuales salarios.