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ECONOMIA POPULAR

La CGT resiste el ingreso de los movimientos sociales a la central obrera a pesar del apoyo del Papa Francisco

Las organizaciones agrupadas en la UTEP aspiran a tener representación. Los “gordos” dicen que solo con la “personería social” no pueden acceder. Desde el Vaticano, Jorge Bergoglio alienta a que se “proteja los derechos de los trabajadores, pero sobre todo de aquellos que ni siquiera son reconocidos”

Héctor Daer, cotitular de la CGT (centro), junto a Fernando "Chino" Navarro y Esteban "Gringo" Castro, ambos integrantes del Movimiento Evita y de la UTEP. El sábado pasado en Luján, por el "rezo" al Papa argentino.

La crisis económica de la Argentina de los últimos años está produciendo hechos impensados hace tan solo dos décadas. El aumento del trabajo informal, las changas y la “economía popular”, llevó a que los movimientos sociales, que parecían estar acotados a movilizaciones y piquetes en las calles en reclamo de una mayor asistencia del Estado, comenzaran a organizarse, a formar cada vez más cooperativas de trabajo, a ocupar cargos destacados en el gobierno nacional y en varias provincias; a ganar elecciones en comunas; incluso a sentarse alrededor de una mesa junto a la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) en el país.

A su vez, también lograron que el Ministerio de Trabajo le otorgue a la Unión de Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) la “personería social” para quedar en la puerta de su ingreso a la CGT “con derechos plenos”, algo que los popes sindicales resisten.

La llegada al Vaticano del XI arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio, ungido como el Papa Francisco, terminó de darle aire y una mayor visibilidad a los movimientos populares, a los que pone al mismo nivel de representación que a los dirigentes sindicales.

“Los sindicatos y movimientos de trabajadores por vocación deben ser expertos en solidaridad. Pero para aportar al desarrollo solidario, les ruego se cuiden de tres tentaciones. La primera, la del individualismo colectivista, es decir, de proteger sólo los intereses de sus representados, ignorando al resto de los pobres, marginados y excluidos del sistema. Se necesita invertir en una solidaridad que trascienda las murallas de sus asociaciones, que proteja los derechos de los trabajadores, pero sobre todo de aquellos cuyos derechos ni siquiera son reconocidos. Sindicato es una palabra bella que proviene del griego dikein (hacer justicia), y syn (juntos). Por favor, hagan justicia juntos, pero en solidaridad con todos los marginados”, les dijo Francisco en el Vaticano durante un encuentro mundial entre sindicalistas y movimientos populares.

Fue el 24 de noviembre de 2017 y el mensaje tenía destinatarios muy claros.

El prelado Argentino, felicitó a la UTEP, que conduce el dirigente Esteban “Gringo” Castro, por el reconocimiento que el gobierno de Alberto Fernández, a través del ministro Claudio Moroni, le confirió hace menos de un mes.

A partir del acto administrativo la organización social dio su primer primer paso hacia su formalización jurídica como sindicato, un hecho que genera discusiones entre los principales líderes de la CGT ya que, si los casi tres millones de trabajadores que se desempeñan en la economía popular se anotasen en el registro recién formado, la UTEP se podría trasformar en la organización sindical más importante del país.

Desde el Ministerio de Trabajo negaron enfáticamente que eso pudiese ocurrir porque lo que se le otorgó a la UTEP es la “personería social” y no “personería gremial” porque “no tienen, por citar un caso, un patrón directo”, como los recicladores urbanos, o los cartoneros, es decir que se desarrollan de manera individual.

Castro, en cambio, expuso que su vocación será la de ingresar a la CGT con plenos derechos, como la de cualquier asociación sindical. Lo expresó así: “Vamos hacia la formalización de todas nuestras ramas, y luego a sumarnos a la CGT. Eso es lo que queremos”.

La UTEP nuclea a una importantísima mayoría de trabajadores y trabajadoras marginados, por fuera de la formalidad. Y sus principales dirigentes tienen peso propio y poder territorial, representan a casi tres millones de personas.

Entre ellos destacan Juan Grabois del Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE); Fernando “Chino” Navarro, secretario de Relaciones Políticas y Parlamentarias, un área del organigrama de la jefatura de Gabinete y Emilio Pérsico, secretario de Economía Social, una dependencia del ministerio de Desarrollo Social, ambos son las cabezas visibles del Movimiento Evita.

El diputado Juan Carlos Alderete, el líder de la Corriente Clasista y Combativa (CCC) y Daniel Menéndez, subsecretario de Promoción de la Economía Social y Desarrollo Local y Coordinador Nacional del Movimiento Barrios de Pie.

anto Francisco como los principales representantes de los movimientos de trabajadores de la economía popular no dejan de enviarse señales que se trasforman en acciones. El el 13 de marzo pasado, día en que se cumplieron ocho años del primer pontífice latinoamericano, El Movimiento Evita, con el “Chino” Navarro a la cabeza y la UTEP, con Castro, organizaron una masiva movilización a la Basílica de Luján, para “rezar” por Francisco.

Ese día, el Papa envió dos mensajes a los movimientos sociales y piqueteros. Uno por escrito y se lo hizo llegar al obispo de la diócesis Luján-Mercedes, Jorge Eduardo Scheinig, quien lo leyó ante los miles de integrantes de los movimientos populares.

“Deciles, por favor, que les agradezco. Que rezo por ellos, sus familias y el trabajo”. El obispo explicó la misiva papal de esta manera: “(El Papa) Les escribió antes de ayer (jueves 11 de marzo) sabía que ustedes venían ante la Virgen, nuestra madre, a rezar por él y hoy me respondió”.

El segundo mensaje fue a través de un vídeo que les hizo llegar a la Caravana de San José que se movilizaba desde La Matanza.

De la cerrada ovación y aplausos, por sus palabras de afecto, participaron, entre otros, Navarro, Castro, su esposa e intendenta de Moreno, Mariel Fernández, y Héctor Daer, el cotitular de la CGT que se acercó hasta la Basílica de la Virgen patrona de la Argentina para rezar por Bergoglio.

Daer estrechó saludos con los máximos dirigentes de la UTEP y el Movimiento Evita con quienes mantiene una excelente relación.

Desde la Unión de Trabajadores de la Economía Popular, el paso del Secretario General de la Federación de Asociaciones de Trabajadores de la Sanidad de Argentina por Luján, y las fotos que se sacó con Castro, fue interpretada como un “guiño” del líder sindical hacia el ingreso de la UTEP a la CGT.

Desde el entorno de Daer, uno de los dirigentes obreros de consulta del presidente Alberto Fernández, lo interpretan de otra forma. “Lo que le dieron a la UTEP es una personería social, que especifica que no pueden afiliar trabajadores en relación de dependencia”.

Sobre su visita a Luján explican que: “El sábado movilizó el Movimiento Evita, que son aliados políticos de la CGT. Además Daer fue a rezar, a dar una oración por Francisco”.

Las caravanas de militantes hacia Lujan, en apoyo y respeto al Santo Padre, llegaron, sobre todo, de distintos puntos del Conurbano profundo, como La Matanza y Moreno. La marcha tuvo su momento de tensión y zozobra, cuando una camionetas que trasportaba a militantes del Movimiento Evita junto pancartas, banderas y lanzas de caña para desplegarlas que sobresalían de las ventanillas, fue detenida por un retén de Gendarmería.

Al requisarla, los efectivos de esa fuerza federal descubrieron, tal como informó este medio, un bolso negro con 33 sobres de papel madera, que en total contenían 1.422.400 pesos.

Ante el hallazgo, se remitió la información al juez federal de Campana, Adrián González Charvay, quien se hizo cargo del operativo. El magistrado determinó que no había sospechas de lavado de dinero, por lo que ordenó devolverle la plata a los jóvenes y dejarlos marchar, sin abrir una causa. Tan solo se dejó constancia del procedimiento en un acta labrada por los agentes de Gendarmería.

(Infobae)