SUBE: aunque los usuarios logren cargar saldo a su tarjeta SUBE desde billeteras virtuales no se pueden validarlo
La ciudad despierta al ritmo de colectivos que van y vienen, pero con un detalle que altera la rutina de muchos usuarios: la carga virtual de la tarjeta SUBE no se puede validar en los colectivos. Estoy en la parada ubicada en José María Oriburu y Dean funes, donde se repite una postal cada vez más habitual: pasajeros mirando desconcertados un cartel que reza "No funciona carga a bordo".

El mensaje es claro y preocupante. Aunque los usuarios logren cargar saldo a su tarjeta SUBE desde billeteras virtuales, no pueden usarlo sin validarlo. Y ese paso, crucial para poder pagar el pasaje, ya no se puede hacer dentro del colectivo , como se venía haciendo hasta hace algunas semanas.
"Es un problema que viene desde Nación", dice un inspector que se encuentra en la esquina, mientras explica que el servicio de validación de cargas SUBE está fuera de funcionamiento desde hace más de 20 días . En teoría, iba a durar solo una semana, pero los carteles siguen ahí, y las soluciones no llegan.
La situación afecta especialmente a quienes no cuentan con un celular con tecnología NFC —necesaria para validar desde la app SUBE—, oa quienes no tienen cerca uno de los pocos puntos habilitados para validar presencialmente, como la terminal, la oficina de tránsito en Rivadavia y Pringles o la oficina central de SUBE.
Y si alguien sube con la esperanza de validar a bordo, se encuentra con la cruda realidad: sin validación, no hay viaje. El chofer, obligado por la normativa, no permite continuar si no se paga el pasaje . Entonces comienza el pedido, casi un ruego, al resto de los pasajeros: "¿Me podés pagar vos y te doy la plata?". Una cadena de solidaridad que no siempre aparece, sobre todo si el colectivo está vacío o si el usuario no tiene efectivo para devolver el dinero.
Este fallo técnico se transforma en un problema social: la dependencia del sistema virtual, la falta de actualización tecnológica en muchos dispositivos, y la escasez de puntos físicos para validar, dejan a muchos usuarios literalmente un pastel .
Como si esto fuera poco, la tarifa aún se mantiene en $1.150, pero se espera una suba a $1.280. Otro dato que obliga a los usuarios a estar más atentos que nunca a su saldo, para no llevarse una sorpresa justo cuando estén por subir al colectivo.
En medio del avance de lo digital, este inconveniente exponen la fragilidad de los sistemas que deberían facilitarnos la vida. Hoy, lo práctico se volvió un problema, y mientras tanto, cientos de personas siguen no solo el colectivo, sino también una solución que no llega.