Tiene un gimnasio al lado de su casa y dice que es "imposible vivir": reclama por la salud de sus padres
Alberto vive un calvario junto a sus padres, y es que desde que se instaló al lado de su domicilio un gimnasio con especialidad en Crossfit, no pueden junto a sus padres, tener una vida tranquila: "Se arrojan pesas que hasta hacen vibraciones en mi propiedad, tengo a mis padres enfermos, necesitan tranquilidad", contó.

Alberto Yendreka, es un vecino de la ciudad de Formosa que vive en Belgrano al 1.200, y contó a El Comercial que se ha comunicado en varias ocasiones con la Municipalidad a través de sus canales de reclamo digital, para informar sobre este inconveniente que tiene con un gimnasio que se instaló al lado de la casa donde vive con sus padres.
Advirtió el hombre que se hace "insoportable" vivir con esos ruidos, sobre todo para sus padres, de avanzada edad. Alberto contó que por esta situación que afecta a su familia también acudió a la Defensoría del Pueblo de la provincia a fin de llevar su reclamo, pero reveló que la respuesta de las autoridades del organismo provincial fue que pida una solución a la Municipalidad, al tratarse de un problema entre particulares.
En una de sus denuncias elevadas al Municipio, señala que reitera su queja contra un gimnasio ubicado en la zona centro de la ciudad por ruidos molestos que comienzan a las 14 y se extienden hasta las 23 aproximadamente". Contó a este medio que los ruidos retumban y hasta mueven el piso en la casa de sus padres, ya que se trata de un gimnasio de crossfit. "Se arrojan pesas de importante kilaje al suelo sin protección acústica alguna y penetrando estos ruidos y vibraciones a mi propiedad, ubicada justo al lado, teniendo los dormitorios a escasa distancia y viviendo con mis padres de avanzada edad con problemas de salud, como ser hipertensión, diabetes y problemas cardíacos", asveró.
Alberto aseguró que "en varias oportunidades se les ha pedido que disminuyan el ruido, pero no tuvimos respuesta alguna. Necesitamos una respuesta de la Municipalidad porque es insoportable vivir de esta forma", manifestó, revelando que incluso se reunió con el director de Bromatología, Jorge Tarantini, "que tampoco me dio una respuesta".
El vecino también mostró a este medio las innumerables quejas presentadas a la Municipalidad a través de sus contactos en la web, sin que hasta el momento reciba alguna respuesta satisfactoria a sus reclamos. Asimismo, reconoció que en una oportunidad se acercó un inspector de la Dirección de Bromatología de la Municipalidad, que habló con los responsables del gimnasio, "y después también habló con mis padres. Pero este inspector vino cuando ya el gimnasio estaba por cerrar y no había ruido y con un decibelímetro". Indicó que luego de esa visita del inspector, nunca resolvieron el problema.
"Mis padres viven un infierno, temo por su estado de salud", dice Alberto, señalando que todos los meses insiste con su reclamo sin obtener ninguna respuesta a sus planteos.
Alberto ya realizó seis denuncias ante la comisaría Primera de la Policía de la provincia, que derivó la causa al Juzgado de Paz Nº 2. "En ninguna de mis quejas o denuncias tuve respuestas hasta hoy", cerró.