Argentina festejó una victoria agónica que maquilló el retroceso futbolístico
Con gol de Rodríguez Pagano superó 1 a 0 a Bolivia, por la tercera fecha del Grupo B; el DT Placente ensayó diez cambios, respecto al empate con Colombia, y la selección no funcionó como equipo

Una búsqueda individual se convirtió en la solución colectiva para un partido en el que la Argentina no acertaba con la receta. Un remate desde fuera del área alcanzó para destrabar el resultado de un encuentro que se le hizo cuesta arriba y en el que la selección, por pasajes, perdió los estribos y estuvo a merced del rival. Un desahogo, porque la victoria ajustada permite marcharse a la jornada de descanso, del jueves, como puntera del Grupo B, con siete unidades, y un colchón de puntos que posibilita ilusionarse con la clasificación para el Hexagonal final que entrega las cuatro plazas para la Copa del Mundo de Chile 2025.
Con apenas cinco minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario, Teo Rodríguez Pagano se puso la capa de héroe y con la complicidad del arquero boliviano rompió el molde, desató el nudo, señaló el gol de la agónica victoria 1 a 0. Un éxito que suma para el objetivo, una actuación que se presentó como un retroceso después de la goleada en la apertura con Brasil y las virtudes que permitieron igualar con Colombia en la segunda presentación en el campeonato Sudamericano Sub 20, de Venezuela.
Las diez modificaciones que ensayó el seleccionador Placente para el juego con Bolivia tenían una doble lectura. El rival más débil del grupo, porque Bolivia llegó a la cita con dos derrotas en la mochila –con Ecuador y ante Brasil– invitaba a darle rodaje a los futbolistas que menos cantidad de minutos tuvieron en el torneo y así ofrecerle descanso a aquellos que arrastran un mayor desgaste físico.
El programa de jugar cada dos días es una decisión de la Conmebol para acortar la extensión del certamen y así facilitar que los clubes cedan a los futbolistas, porque no hay obligatoriedad de parte de las instituciones de entregar a los juveniles –muchos ya son nombres que alternan en el equipo de primera, otros ya emigraron al exterior– para la competencia.
Pero también tenía una contraindicación: alistar una formación totalmente renovada, con escasa preparación –más allá de algún entrenamiento en territorio venezolano– difícilmente exhiba una coordinación de movimientos que arranque aplausos y un entendimiento de las individualidades que haga circular con fluidez la pelota de modo colectivo.
Sufrió la Argentina, que tuvo la paciencia para intentar descubrir el mejor pase, aunque careció de cambio de ritmo, aceleración, sociedades para romper a un rival con el que ensayó un par de meses atrás en Santa Cruz de la Sierra y al que la selección vapuleó en los dos encuentros amistosos con un 4-1 y un 4-0. Eran los días en que Javier Mascherano todavía se presentaba como la cabeza del proyecto Sub 20, antes de aceptar la propuesta de Inter Miami y marcharse a la Major League Soccer.
Apenas tres futbolistas se repitieron de esa doble jornada en el estadio Misael Delgado, de Valencia: el arquero Santino Barbi, el volante Mariano Gerez y el delantero Agustín Ruberto, que convirtió en dos ocasiones. Para Bolivia, en cambio, los apellidos se copiaron en cantidad: la mitad de la formación que cayó en el primer amistoso fue titular.
(La Nación)