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COMENTARIO POLITICO SEMANAL

La vigilancia social en riesgo

La protesta motorizada por los policías de la provincia de Misiones, a la cual se sumaron los docentes y los trabajadores de la salud pública, pone evidencia a los estados provinciales que cubrían sus gastos corrientes con fondos discrecionales o con una alta inflación, que forman parte de una estrategia electoral, para eternizarse en el poder.

El peronismo con su máximo exponente local, aplicando la censura con detención. Un Gildo Insfrán disminuido, expone un perfil, que acelera su retiro.

Hoy el gobernador de esa provincia, Hugo Passalacqua, quien sigue en la sucesión del feudo y del verdadero jefe, el ex gobernador, Carlos Rovira, pasando por Maurice Closs, son todos encomendados por Rovira.

El dos veces gobernador había sido impedido de modificar la Constitución Provincial, de manera casi contemporánea a Insfrán para habilitar la reelección indefinida sin embargo no es a él a quien le explota un problema cuyas características son casi calcadas en la provincia de Formosa.

Los salarios de los docentes en Misiones no superan los 450 mil pesos, tampoco los de la policía y de igual manera de los empleados de la salud. En Formosa y en los mismos rubros no pasan los 350 mil pesos, con el último aumento a cobrar con el mes de mayo.

Es decir por un lado  está una provincia estallada por falta de fondos y  a unos 500 kilómetros, otra con cerca de 100 mil pesos promedio "menos" de salario, con tal control social del gobierno de Gildo Insfrán que no permite que la gente que ni llega a para "parar la olla", siquiera piense en protestar en contra del régimen.

 El modelo formoseño

 Pero sin entrar en detalles, los policías de Formosa, tanto como los docentes y los trabajadores de la salud tienen los sueldos más bajos del país, tomando en cuenta que no cubren ni el 50% de lo necesario para la Canasta Básica Total. La mayoría son pobres.

Los docentes son extorsionados ante la inestabilidad de la relación con el estado, además sus referentes gremiales, ostentan un obediencia obscena con el óctuple gobernador de Formosa, Luis Branchi, Estela del Carmen Escobar (también diputada provincial), del sector docente, el ex diputado del PJ, Rubén Chávez. Todos ellos justificadores seriales de los magros haberes docentes y a su vez aplaudidores de los tristes aumentos de sueldo del eterno residente del quinto piso.

 Gremialistas militantes

A riesgo de ser reiterativo, con el último aumento, en promedio, tanto policías, docentes como personal de salud cobra de salario de bolsillo 350 mil pesos, 100  mil pesos menos que lo que perciben en los mismos rubros, sus colegas de Misiones que se encuentra con las calles tomadas. ¿Qué defienden los gremialistas? o ¿A quién?

Si se tomara en cuenta sus crecimientos patrimoniales injustificables se defienden ellos mismos pero no es la única razón por eso Insfrán, se hace acompañar en los anuncios en una la liturgia peronista de demostrar consenso en las insuficientes modificaciones de los salarios que anuncia con cada aumento.

Los enfermeros que forman parte de los empleados públicos de la salud, no tienen a nadie que los defienda porque ni siquiera se conocen las caras de los referentes gremiales del sector, salvo el eterno y condenado por los "títulos truchos"Isabelino Idoyaga, de UPCN. Otro dibujo del mandamás.

Todos aquellos que debieran estar del lado del trabajador estatal en Formosa, están del lado de Gildo Insfrán, quien desintegró hace más de un cuarto de siglo las paritarias y decide de manera unilateral los sueldos. Los demás aplauden como focas.

La paradoja de la plata fácil

Lo contradictorio con el escenario de Formosa con los sueldos más bajos que Misiones, es que la primera recibe más Coparticipación "per cápita" que la segunda. A nivel local, para ser más claro, Insfrán recibe más coparticipación que Passalacqua pero paga sueldos más bajos. El mundo del revés.

Y si seguimos con los razonamientos conexos, en Misiones protestan porque no les alcanza pero en Formosa, aunque no les alcanza, la máquina del miedo de Insfrán es más fuerte.

Por último está la policía de Formosa,  a la que todos los años ingresan a miles de jóvenes que no tienen ninguna otra posibilidad de trabajo porque no la hay.

En la fuerza hay cerca de 10 mil efectivos que tienen el mismo promedio lastimoso de sueldos que el resto de los empleados públicos. Pero claro, si la censura por miedo existe de manera aplastante, en los empleos civiles, mucho peor en la policía donde por el solo hecho de publicar en redes sociales, los uniformados y aún aquellos que están retirados, son sumariados y hasta dados de baja.

En el mismo sentido, todos los productos de consumo masivo, son por lejos los más caros de la región, ni hablar en otros rubros más específicos por lo que en una conclusión rápida, el empleado público en general vive mucho peor que un empleado público de Misiones, pero está tan sometido que prefiere callar a comer todos los días.

 Un 25 de mayo con sabor a locro quemado.

En este escenario de pobreza creciente, una empleada que fue despedida de su trabajo en Salud Pública, quiso marchar en el desfile del 25 de mayo que se realizó en el circuito Cinco con un cartel que decía, "Devuelvan el trabajo al personal de salud despedido" y fue virtualmente "tackleada" y detenida por los espías de civil de la policía de la provincia de Formosa. Esta es la prueba "en vivo" de la herramienta de Insfrán para acallar la protesta.

Porque claro, en los actos patrióticos, el más de un cuarto de siglo gobernador de un ejército de pobres pero obedientes, debe reforzar al modelo en el imaginario popular por más que se caiga a pedazos. En Formosa según el relato de Insfrán, no hay despedidos, no hay sueldos bajos, no hay delitos, no hay drogas, no hay disidencia, no hay nada que él no reconozca ante sus súbditos.

La censura feudal

En consecuencia una empleada despedida de la salud pública, con un cartel pidiendo que le devuelvan el trabajo, por no ser oficialista como todos los estatales agradecidos, más en un desfile público, se transforma automáticamente en un enemigo del gobierno. Desaparecen los principios y las valoraciones del trabajo, del trabajador e inclusive los derechos tutelados en la Constitución Nacional y hay que sacarla lo más rápidamente posible del entorno de control social al que está acostumbrado el principal responsable para que nadie más se contagie.

Los pilares del peronismo quedan reducidos a la nada y solo importa el no perturbar al monarca, no importa cuál sea el clamor de una ciudadana.

Gildo Insfrán hace mucho tiempo está lejos de la gente y si hoy el aparato estatal le permite someter a un ejército empobrecido pero dependiente, el dinero se acaba por consiguiente el poder de sus desfiles mesiánicos, exponen la egolatría del mandatario, sus miserias tapadas por debajo de la alfombra y el resquebrajamiento del relato del modelo formoseño.