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Comentario Político Semanal

Aumentar las búsquedas de los asintomáticos

Los momentos críticos de la pandemia en la provincia de Formosa ha resultado un infortunio para los números, más aún tratándose de contagios comunitarios.

Aumentar el rastreo del coronavirus, es por ahora la única herramienta eficaz contra la propagación de la pandemia. La prevención, sigue siendo la defensa más enérgica, hasta que la vacuna sea efectiva y haya disponibilidad. Un espera, que puede subsistir todo este año.

Desde el oeste, el Hospital de Ingeniero Juárez, ha sido una de las la válvulas de presión que dejó escapar el virus que ya se intuía podía estar incubándose en comunidades aborígenes con contactos estrechos, tanto con Salta como con el Chaco.

Desde el norte, el Hospital de Clorinda, también ha aportado lo suyo con contagios comunitarios, cuyo origen ha sido el Paraguay, para sumar en un corto lapso de tiempo la cantidad de casos que ha ocasionado la decisión de usar las camas del estadio Cincuentenario en la ciudad capital, que el gobierno esperaba no usar.

Tropezar con la misma piedra

Nuevamente la memoria nos lleva a los contagios masivos que se dieron en el Juan Pablo Segundo, donde se dada por sentado que el gobierno, con personas en cuarentena y bajo su tutela, guardaban la distancia necesaria y cumplían con los protocolos más básicos para no contagiarse.

En esta oportunidad, los contagios comunitarios en el oeste tienen como iniciación, las comunidades aborígenes donde el único control era los propios miembros de esa colectividad y donde el estado no hacía más que tener contactos con los caciques, aún, intuyendo que las aproximaciones con otras provincias era una potencial amenaza.

Fue precisamente el Hospital de Ingeniero Juárez con una población mayoritariamente aborigen, el lugar en donde los contagios encendieron una alerta respecto de lo que sucede actualmente en esa región pero los números que ahora asustan, son solo la punta del ovillo.

Un estándar

No se termina de razonar, en el sistema de salud provincial que se asume como modelo, se permita el estallido de casos en nosocomios de referencia o distritales en donde el uso de las medidas de seguridad debería ser extremo.

Por fuera del Hospital Interdistrital Evita, hospitales como el Central, el Distrital 8 e inclusive algunos de interior, han tenido pacientes con coronavirus positivos que después terminaron siendo derivados al Hospital de la Contingencia COVID 19 pero sin los resultados nefastos de contagios por la falta de cuidados dentro de esas instituciones.

¿Fatalidad?¿Casualidad? o ¿Negligencia? Cualquiera de estas preguntas subyace en la mirada atenta de los formoseños que ya van a cumplir 10 meses de cuarentena y aislamiento pero que ahora nuevamente se encuentran con que el responsable de un nuevo daño sanitario, es el estado provincial.

Esta nueva crisis no les ha dejado un lugar para buscar culpables porque el único culpable es el responsable de administrar la cuarentena, el gobierno de la provincia. Pero claro,  los resultados positivos de la pandemia son únicos en todo el país aún si la provincia viene pasando etapas de manera tardía.

 ¿A quien culpamos?

 Rápidamente desde la mesa del COVID trataron de buscar un enemigo que ya no tenían, la oposición duerme la siesta  (esperando solo las lecciones), el Juez Federal Subrogante, Fernando Carbajal (¿el juez de Cambiemos?), no está más. El resto de los varados (ya decidieron seguir donde están), no fueron la causa. ¿A quién podrían culpar esta vez?  Ensayaron “escrachar” con nombre y apellido a una persona que insultaba por las redes al Consejo pero nuevamente la preocupación de la gente no estaba en algo tan poco importante por lo que la estrategia ni siquiera llamó la atención.

Volvieron las decisiones apresuradas sobre el desastre en el oeste y el gobierno decidió que a partir de las 12 horas del día de la fecha quedaban sus pendidos los transportes interurbanos en toda la provincia. Es decir no habría servicios que trajeran o llevaran a las personas entre municipios. Tanto colectivos, minibuses, remises e inclusive vehículos particulares.

Los que pudieron se largaron a la ruta para tratar de volver a sus lugares puesto que la suspensión de circulación rige hasta el 16 de enero. A las pocas horas del anuncio de la nueva restricción las filas de vehículos en la ruta 11, tanto en el ingreso desde el sur, como en el ingreso norte, se colmataron de camiones y vehículos de todo tipo. El gobierno anunció que extendería el permiso de circular hasta las 18 horas pero el plazo también resultó insuficiente a sabiendas de que se trata de un fin de semana que continúa a los festejos de año nuevo por lo cual, mucha gente viajó dentro de la provincia.

Sociedades  y personal desatendidos

Los lugareños advertían desde hace meses, que en las comunidades del oeste podría fácilmente explotar los contagios comunitarios pero el estado provincial puso todos los recursos para combatir la pandemia en la ciudad de Formosa.

No se explica porque los pacientes asintomáticos de municipios como Ingeniero Juárez, o de otros municipios, son trasladados de sus lugares para ser internados en el Hospital Interdistrital Evita.

Si se trata en general de casos asintomáticos, ¿Por qué no pueden ser internados en sus hospitales de referencia? Cae de maduro que el sistema de salud tan mentado en los discursos, no es tal, algunos kilómetros tierra adentro en la provincia. De hecho, en las últimas 72 horas la mayoría de los contagios se dieron en hospitales públicos, con un gran número de trabajadores de la salud afectados.

La gran duda es saber si el gobierno ¿Conocía del riesgo potencial de lo que ocurría en el oeste y solo esperó que pasaran la fiestas, para que los formoseños que cumplirán un año de restricciones, tomaran de la mejor manera un retroceso en la situación? o  solo fue otro gran error como aquel contagio masivo en el Juan Pablo Segundo.

 Apremiados vecinos

Lo cierto es que los errores se reiteran y  el gobierno ha empezado a utilizar casas de familia para que personas que vienen del interior, realicen la cuarentena de catorce días, hacinados en lugares que no están para nada acondicionados al respecto.

La casa del ex Subsecretario de Comunicación Social, Rubén Duarte, en la calle Fotheringham y Fontana,  alberga cerca de 18 personas que han llegado a la ciudad para hacer cuarentena y que pertenecen a las comunidades aborígenes.

La policía les acondiciona el servicio de “catering”  frente a la casa y les deja sobre una silla también en la vereda, cada una de las bandejas con la comida para que cada uno de ellos se sirva, sin atravesar la puerta de la casa.

Las torpezas son evidentes, haciendo funcionar un centro de aislamiento en una casa, con personas hacinadas, en un barrio en donde la mayoría de los vecinos pasan los 80 años. ¿Quién elige las estrategias en esta pandemia? ¿Cómo no estallarían cada tanto casos comunitarios? Son preguntas que en ruedas de prensa, no contestan ni en “guaraní”.

 Intendentes y comisionados ninguneados

La gran falla puesta de manifiesto en esta oportunidad fue la concentración de recursos logísticos en la Capital o en Clorinda, como a su vez la falta de participación de intendentes  como verdaderos baqueanos de sus lugares, conocedores como pocos de la realidad de las comunidades y a su vez de los corredores interprovinciales, por río o por caminos vecinales, para entrar y salir de la provincia.

El virus se hizo comunitario por los lugares en donde proporcionalmente la informalidad de la presencia del estado no tenía delegados de frontera , aún con conocimiento que eran precisamente esos lugares, las vías por donde el Coronavirus podía ingresar.

 Delegados de Fronteras

 Un poco de historia. El anterior delegado como comisionado del Área de Frontera en la ciudad de Clorinda, era Pedro Ramón Bareiro, que dependía del gobierno provincial como funcionario del Ministerio de Economía. Hoy sigue preso, con condena firme de la Sala lll de la Cámara Federal de Casación Penal, por contrabando y  trafico de estupefacientes,  igual que sus cómplices. Las penas rondan de 7 a 12 años y medio. La condena mayor fue aplicada al máximo responsable, el delegado Bareiro, con complicidad de sus dos hijos (uno aduanero), y  Cecilia la novia del conductor de la camioneta oficial (ministerio de economía de la provincia), que volcó en la Ruta 11, donde los sorprendieron una comisión de la Policía Federal con los 51 kilos de cocaína. 

Fue determinante la actuación de los uniformados y el fiscal federal querellante, Luis Benítez, que secuestraron los teléfonos de cada unos de los imputados. En ellos se encontró nombres de los proveedores  que suministraban desde la República del Paraguay y un comprador en la Argentina, con tomas fotográficas de la droga y fajos de billetes, como forma de asegurar la comercialización y demostrando que pudo no haber sido la primera maniobra, y que gozaban impunidad. El hecho ocurrió el 20 de febrero del 2016.

 A esperar la vacuna

La apuesta del barbado lagunense era mantener a todos o una gran mayoría,  encerrados hasta que llegara la vacuna pero la vacunación llegó en medio de un pantano político del gobierno nacional, las dosis fueron insuficientes. Inclusive varias de las enfermeras del Hospital de Juárez que dieron positivo, se habían aplicado la Sputnik V.

“Sabíamos que esto podía pasar por eso les pedimos que tomen conciencia” les dicen a todos los formoseños desde la mesa del COVID a solo dos meses de cumplir un año de encierro, donde todos los formoseños se preguntan si aún cumpliendo con todas las restricciones, las coherentes y las irracionales, cada tanto la negligencia de las autoridades que administran la cuarentena, causarán la vuelta atrás en los procesos.

El resultado es inmejorable respecto de otras provincias” se excusan nuevamente ante el daño en el oeste, que lejos de parecerse a la crisis en la frontera de Clorinda solo se asemeja a la punta de un laberinto, un ovillo que habrá que empezar a desenredarse para entender la magnitud de los hechos.

En una virtual cuarentena “reseteada” por un nuevo error, la gente sigue poniendo esfuerzo y patrimonio, los ministros y el séptuple gobernador, miran desde arriba con recursos públicos.