Retornar al pasado

El recordar la época de los Bocanfor (Bono de Cancelación de Deudas de la provincia de Formosa) y compararlos con lo que ya ha empezado a hacer el gobernador de la Rioja, Ricardo Quintela, no es más que anticipar lo que inexorablemente podría ocurrir en Formosa, como en otras provincias con exceso de gasto del estado, sobre financiadas con recursos nacionales.
Recursos que hoy ya no están, "No hay plata" aseguró el presidente Milei. De la misma manera se ha prorrogado por Decreto el presupuesto 2023 pero a diferencia de la gran fiesta kirchnerista de la emisión, esta vez la prórroga viene sin fondos extraordinarios que actualicen los desfasajes por inflación. Es decir a Insfrán le van a llegar similares fondos del año pasado.
Cuando Gildo Insfrán, decretó la aparición de los Bocanfor, se vivía una época de anarquía, el gobierno había perdido el control del financiamiento del gasto de las provincias y cada una de ellas, inclusive el propio gobierno nacional, se había empezado a manejar con cuasi monedas. Corría el mes de agosto del 2001. El monto de la emisión llegó a los 100 millones. Todos los billetes tenían como motivo el escudo y el mapa provincial, con denominaciones por 2, 5, 10, 20 y 50 pesos. El vencimiento se estipulaba al 1 de agosto de 2003 y en ese entonces el rescate de estos bonos era una posibilidad cierta por parte del gobierno nacional, cuando se superara la crisis.
Volver al pasado.
Hoy de manera anticipada, con la aparición del bono de La Rioja y la irremediable reedición del Bocanfor en Formosa a corto plazo (Insfrán tiene el 35% de lo que necesita para cubrir los gastos del 2024 sin contar la inflación) hay una certeza respecto a que no habrá rescate por parte del gobierno nacional de esos bonos. Es decir, antes de aparecer no tienen respaldo salvo el de la credibilidad financiera o crediticia de la propias provincias.
El 70% del presupuesto provincial que ni siquiera ha sido enviado a la Legislatura provincial (para tomar como referencia aunque es un dibujo), está destinado al pago de sueldos de empleados, el funcionamiento de todos los organismos del estado y como otras provincias hereditarios o eternas, a innumerables empresas estatales, cuyos accionistas en la mayoría de los casos, son los propios funcionarios de gobierno y fondos fiduciarios para nada transparentes.
Billetes sin respaldo.
El óctuple gobernador de Formosa, tiene que cubrir esa inmensa falta de millones y lo podría hacer emitiendo cuasi moneda, es un hecho o no tendrá para sostener el dibujo del presupuesto. La diferencia con el feudo de La Rioja, es que la provincia con un estado deforme tiene actividad minera por lo que puede ensayar un financiamiento, Formosa no tiene financiamiento alguno propio, salvo el plazo fijo o el fondo "anti cíclico", oscuro como tantos otros manejos pero no supera los 50 mil millones de pesos.
Es decir, se viene el desfinanciamiento "nacional y popular" pero es más que seguro que los que sufran sean los empleados y los ciudadanos porque en la "república de Gildo", los funcionarios siempre salen ganando y de una u otra manera "cosechan" aún con la pobreza del pueblo.
Pasó en la pandemia cuando todos se deshacían y ellos iban a cajero a cobrar sus millones. Pasó cuando se implementó el bocanfor o bonos provinciales, el cual tenía el valor nominal de la moneda en curso pero apenas empezó a circular, su falta de aceptación para el pago de deudas, causó como lo dijo el presidente Milei en Davos, la desvalorización respecto del peso nacional que decía representar.
Apenados recuerdos.
Muy pronto el bocanfor solo valía el 60% y caía hacia el 50%, dependía de la cara del cliente. Pero lo jugoso del bono formoseño, es que quien lo cambiaba como agente financiero del estado, era el Banco Formosa SA y tal como ocurriera en pandemia, tenía su banca privilegiada de amigotes – algunos apodados "Bocanfor-, aquella que nunca tiene problemas para conseguir préstamos blandos, en desmedro de la mayoría de la clientela cautiva que configuran miles de empleados públicos.
En Formosa, cada crisis es una oportunidad, pero para los mismos de siempre. Los funcionarios y sus prestanombres, no tenían problema en aceptar los bonos de Gildo, porque los cambiaban por pesos en menos de 15 días, en tanto que los empleados públicos, podían esperar meses y no tenían la misma suerte.
Ante la crisis aparece la oportunidad, los arbolitos que estaban en el mercadito paraguayo, financiados por estos funcionarios, cambiaban bocanfor por pesos o lecop, el bono nacional de mayor aceptación pero a un 60% del valor nominal del bono local. Rápidamente sus patrones volvían a cambiarlos por pesos en el Banco Formosa y el circuito se nutría de profusas ganancias para los mismos de siempre y de cuantiosas pérdidas para la mayoría.
Gastos para la reelección.
No está por demás recordar que quien hoy habla de crisis, repartió miles de millones en la campaña para su octava reelección, pago para traer un circuito internacional de bicicleta, festivales del pomelo con artistas gravosísimos, en fin, el despilfarro sin medida o responsabilidad que hoy hay que pagar. Ellos gastaron a cuenta y hoy le echan la culpa a otros de la fiesta gildista.
A Insfrán no o le va a alcanzar el dinero pero no sale a reconocerlo. El responsable de la situación es él y el gobierno que apoyó, aun cuando le sacaron miles de millones al votar la eliminación del impuesto a las ganancias para la campaña de Sergio Massa. Hoy le exigen no solo el impuesto a las ganancias al actual gobierno sino también la coparticipación del impuesto al cheque.
Lo de Insfrán es escandaloso igual que cualquiera de los feudales, gastar de más sin generar un más que un 6% de lo que gasta con la casualidad que son 6 las provincias que sostienen el sistema de coparticipación federal del cual se nutren los gobiernos populistas.
Si 28 años del mismo gobierno con el sistema de Coparticipación beneficiando a la provincia por sobre todas las demás, hubiera sido bien administrado, Formosa no tendría una postal de pobreza, la industria del asistencialismo, los comedores comunitarios, la desnutrición infantil, la mortalidad infantil y tantos indicadores de marginalidad. Sumado a la absoluta incertidumbre de como seguirá hacia delante.
Sin trabajos, pero con paros.
Tantos años del barbado lagunense han causado la migración forzada de cientos de miles de formoseños en busca de trabajo hacia el sur o el conurbano bonaerense. La pobreza creció y en sentido contrario el aparato productivo desapareció. Generaciones de formoseños que antes participaban en la cosecha hoy solo cobran planes.
El eterno residente del quinto piso está en problemas porque por fin un presidente le dijo basta al despilfarro y al financiamiento inservible de su concepción patrimonialista del poder. Basta de generar pobres y mantener a una casta millonaria.
Insfrán echa a empleados públicos, no solo en Salud sino también en otros organismos para recortar en parte el gasto, pero pocos hablan porque el miedo es uno de los pilares del control social del lagunense. Mientras tanto sigue gastando miles de dólares en vuelos privados como también lo hacen otros gobernadores .
La alerta de las consecuencias del mal manejo de los fondos públicos, estalló primero en La Rioja. Una provincia símbolo del asistencialismo y el "estado presente", similar a Formosa. Primero fue una espontanea protesta de los agentes policiales, después salieron a las calles, los auto convocados de la salud y la educación. Reclaman aumentos de sueldos y rechazan el pago con bonos "bocade", que ya esta autorizado a emitir el gobernador Ricardo Quintela. La millonaria impresión de bonos alcanza a los 22.500 millones de pesos.
Además, el caudillo riojano – entre otros gobernantes-, se anotó para colaborar, por el éxito de la huelga que convocó – después de 4 años-, la CGT, contra el gobierno de Milei.
Quintela, apoya incondicionalmente a los "Moyanos", en consonancia con otros gobernadores, entre los que se encuentra el lagunense. Eso si, sin mostrar la cara. Para esa gestión encomendó estar presente en la convocatoria del gobernador Axel Kicillof , al clorindense senador José Mayans. El reconoce que ahora, su imagen, no es convocante.
Sueldos congelados desde septiembre.
Al lagunense no le queda tiempo ni financiamiento, deberá apelar a lo único que sabe hacer desde hace tiempo, apostar a que la inflación continúe consumiendo los bolsillos de los estatales, ajustar a los que menos tienen y oprimir para mantener el control social, como en la pandemia.
El año pasado, los sueldos de los estatales, fueron ajustados con base de febrero del 2023, con un 26 % a partir del 1 de marzo, un 24 % a partir del 1 de junio, y como último ajuste, un 25% en el mes de septiembre. Muy lejos de la vertiginosa inflación que dejo el anterior gobierno, a quien apuntaló en campaña.
Ni siquiera hubo algún bono reparador de fin de año, para los diferidos salarios de los empleados públicos.
Hoy el gobierno de Javier Milei, le dice "basta a la casta", y que los pueblos tengan que continuar estando al servicio de estos círculos saqueadoras de las riquezas de todos, grotescas por su primitivismo y desfachatadas por su obsceno tren de vida.
Seguramente no será fácil, porque la gente de a pie será la que sufra, pero se terminará la fiesta de unos pocos, a costa de la indigencia de muchos.