Para ver esta nota en internet ingrese a: https://www.elcomercial.com.ar/a/31890
COMENTARIO POLITICO SEMANAL

El modelo que cruje

La Costanera "Vuelta Fermosa",  representa la alegoría del modelo formoseño que a medida que pasan los años se va cayendo por tramos. Un paseo que no lleva a ningún lado, un lugar en donde no se puede pescar como en cualquier otra ciudad ribereña, no hay carritos gastronómicos y las únicas luces que de manera estacional, cambian su intensidad y color, las pone el gobierno provincial.

El “modelo Formoseño”, es desafiado por la naturaleza: Las copiosas lluvias, expuso, que faltan trabajos de desagües. El desaprovechado rio Paraguay, también manifestó, que las obras deben comenzar y terminarse.

Donde además está prohibido ingresar si se trata de festejar un campeonato de fútbol, donde solo el oficialismo puede hacer campaña en un contexto de elecciones y donde al colmo del ridículo, el municipio de la ciudad de Formosa, tuvo que crear su propio paseo de manera paralela para tener actividades de cara al río.

Nadie sabe porque un espacio público que debería convocar a toda la ciudadanía, solo congrega gente en contadas ocasiones y no todos los días, mientras es vigilado por la policía de Gildo Insfrán como si se tratara de un espacio privado o militar.

 Problemas en familia

Ha llegado a tal el sin sentido de la apropiación de lo público en la costanera, que cuando el intendente, Jorge Jofré, logró cambiar la fisonomía del folclórico "Mercadito Paraguayo" para transformarlo en un centro comercial abierto, tuvo la "loca" idea de abrir las rejas que lo separan del paseo ribereño y mientras municipales procedían a hacerlo, habría sido la propia, Stella Maris Manzur, titular de la UCAP (Coordinadora Ejecutiva de la Unidad Central de Administración de Programas) la que sacada y a los gritos les prohibió que cortaran la rejas.

La idea en principio, de aislar la costanera en el sector de la calle Brandsen y San Martín, era esconder la mugre del mercadito y los negocios marginales pero con los años, eso fue transformándose en un lugar turístico y comercial, sin haber perdido su atractivo a pesar de los esfuerzos del quinto piso por esconderlo. Aún transformado en centro comercial, la gente no dejó de ir a comprar, sigue siendo un lugar de referencia para turistas, menos para el gobierno que lo tiene vallado y sin lugar a dudas que Manzur es Insfrán.

 Privación de lo público

La costanera simboliza la apropiación del espacio público en toda la provincia por parte de la "casta gildista", donde solo ellos pueden hacer negocios o actos políticos y está prohibida la entrada a vendedores ambulantes. Es la única costanera de todo el NEA que no tiene chiperos y carritos de comidas por fuera del paseo municipal que está a más de 500 metros del río.

Pero este régimen de restricciones antojadizas, aún a pesar de apoderarse con un celo enfermizo del paseo en la costa del río, toma de su propia medicina. La costanera se derrumba porque al río Paraguay, Insfrán no lo puede controlar.

Sin embargo, la naturaleza del río Paraguay no es la única razón del derrumbe de cerca de 300 metros de costanera cerca de la calle Salta. Años de desidia, corrupción, falta de mantenimiento y edificios construidos sin los debidos estudios de impacto ambiental han hecho lo suyo.

El karma del gildismo hizo que esos 300 metros de desmoronamiento, ocurrieran a metros de las Torres Costanera, hogar de muchos funcionarios y "amantes" del modelo, en donde también marcaban una superioridad, a fuerza de recursos públicos, del resto de los formoseños.

 Un puerto que no funciona

Cada departamento de esas torres, que albergaban a fiscales, diputados del oficialismo, proveedores de la obra pública y rondaban los entre U$S 250 mil y los U$S 500 mil , hoy se ha despreciado, tomando en cuenta como el río reclama ese terreno.

La parte caída dejó al desnudo una monumental desidia por parte del gobierno y la falta de controles de una obra, cuyos empresarios hace mucho tiempo se fueron de la provincia.

No es el primer tramo que se derrumba (ha ocurrido varias veces), ni es la primera obra que cae por acción de la corriente del río Paraguay y el continuo horadar de la costa, antes estuvo el Puerto Nuevo, donde se malgastaron millones en la construcción de un puerto inútil con una grúa millonaria, construida sobre una playa natural, que antes usaban los formoseños como balneario. El tema prioritario es , hacer obras públicas, aunque no presten ningún servicio a la sociedad, quien al final es la que paga con sus impuestos.

Además hay otro engendro que se está construyendo a través de la intervención de tres empresas amigas del poder para supuestamente realizar una especie de terraza cerca de los galpones donde se realizan exposiciones.

Facturar es el negocio

Sin carteles de obras (probablemente lo construya Vialidad Provincial), sin plazos visibles, con absoluta obscuridad, la obra se inició pero no se terminó y ya lleva varios años. Tenía algún avance cada vez que se pagaba un certificado, hasta que creció el río y también se acabaron los pagos de certificados.

Pero quedaron miles de metros cúbicos de terreno (aún bajo el agua) que habrían modificado el cauce del río, provocando según algunos profesionales, que la curva del río llevara la dinámica de ese sector, a horadar con mayor fuerza el sector que ahora se derrumbó.

Tampoco estos emprendimientos fueron únicos. En otro lugar cercano, se intentó hacer una obra de contención a través del sistema de tablestacas. En esa oportunidad también fue otra obra inconclusa, donde participaron la empresa brasileña Concic, asociada a la local de la familia De Vido.

Terminó en un escándalo y otra frustración para la contención de la ribera.

 Para los amigos todo

Hace unos años, sobre la calle Salta, frente a los bomberos y donde ahora está el vacunatorio del Ministerio de Desarrollo Humano, un empresario de apellido Giordano, tuvo que cavar 25 metros para poder encontrar suelo firme y construir las bases para un edificio de nueve pisos.

Pero en ese entonces, los edificios en altura, solo se construían si gozaban del visto bueno del quinto piso y este no tuvo esa suerte por lo que el Concejo Deliberante y obras públicas de la municipalidad le clausuró la obra. Hasta hoy siguen las bases para el edificio.

Mágicamente permitieron la construcción de las torres Costanera, de la mano de la familia del gobernador, pero hasta el día de hoy se desconoce si se realizaron los estudios de impacto ambiental correspondientes. Por supuesto se modificó el código urbanístico a medida para los nuevos negocios en la obra privada de la mano de las empresas amigas.

Los edificios altos crecieron, pero aquellos que están en cercanía al río, son los que plantean mayor duda y ya hay otro, también sin carteles de obra cerca del Ministerio de Desarrollo Humano se construye sin ninguna transparencia.

Es evidente que no hay estudios respecto a la compactación del suelo con edificaciones de esta naturaleza y el comportamiento errático del río pero los negocios inmobiliarios se hacen igual.

De hecho, el tiempo que tarden en reparar lo destruido, causará que la fuerza de la corriente siga socavando el terraplén que queda desnudo.

La naturaleza, también factura

De una u otra manera los vecinos de años en el barrio San Martín en proximidades a la Costanera han visto afectada parte de la estructura de sus casas. Alguna puerta ya no cierra, entre otras cuestiones que implican indicios.

Y aunque todavía es prematuro para una conclusión, cae de maduro que el nuevo derrumbe de la costanera, no solo obedece a la negligencia en el mantenimiento de la obra sino también a una obra probablemente mal calculada que deriva inexorablemente en un hecho de corrupción.

La consecuencia inmediata no solo serán son miles de millones que deberán afrontar  los contribuyentes y alguna empresa cartelizada que será favorecida, sino que la velocidad del agua seguirá socavando la parte de la costanera que sigue hacia el sector del mirador el cual ahora recibe con mayor fuerza el impacto de la corriente.

Nadie sabe a ciencia cierta cuál es el daño real del tramo costero de la ciudad y como han impactado los edificios que se construyeron sin tomar en cuenta la morfología de un río caudaloso.

Los responsables de la obra han desaparecido, como también se mantendrán desaparecidos los fiscales de la provincia para investigar si no hubo corrupción. El formoseño y los turistas que frecuentaban la costanera, deben estar agradecidos porque en el momento del derrumbe no había nadie en ese lugar.

Por eso la costanera que se derrumba es una alegoría del modelo formoseño. Un señor feudal que construye para atribuirse la autoría de todo lo que se hace, soslayando incluso el poder del río Paraguay.

La ciudad a veces se inunda con las copiosas lluvias y también se hunde, no solo ante el poder de la naturaleza, sino por la corrupción en la obra pública, un modelo que se privilegió durante dos décadas, por el recién destronado gobierno kirchnerista.