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comentario politico semanal

Una severa agresión a la libertad

La violencia de la patota de Insfrán fue el tema recurrente de la semana y lo sigue siendo. Cuando se advertía la semana pasada que aquellos marginales que la policía dejaba actuar sin involucrarse irían por más, el diagnóstico no era erróneo porque de la amenaza fueron a la agresión física contra varios periodistas y lo siguen haciendo.

Por nuestra gente todo: 2022/23: Ahora Gildo Insfrán copio los modales de su antecesor. Ni siquiera renovó el plantel de patoteros. Algunos peinan canas, pero siguen con las mismas mañas. Un servicio muy apreciado y usado dentro del pejotismo.

Inmediatamente se dedicaron, vía red de medios a invertir la carga de la prueba por lo que los patoteros de profesión y otros sencillamente marginales sin aptitud, pasaron a ser víctimas y los periodistas, con micrófonos, celulares y preguntas problematizantes, los violentos y provocadores.

Los responsables

Así pasó Hugo Cacho García con un grupo de 30 mujeres que golpearon salvajemente a Julieta González, también a Leonardo Fernández Acosta, arrojándoles gas pimienta en la cara, con la policía nuevamente cómplice dejando la zona liberada. Era claro que la culpa la tenían los periodistas, porque en el reino del séptuple gobernador cualquier funcionario mediocre, como García, puede mandar sus huestes a golpear a trabajadores de prensa, garantizándoles de antemano impunidad por tratar de hacerle una pregunta. Paradójicamente la pregunta era, "¿Porque había enviado patotas en el operativo del sábado pasado?" y el ex empleado del Correo Argentino devenido, primero en proveedor gastronómico del estado y luego en concejal por más de 20 años, tuvo como respuesta fáctica, "Ahora vuelvo a enviar patotas y esta vez los van a fajar".

Las costumbres

Pero a la violencia planteada como aleccionadora para periodistas provocadores , se sumaron los pronunciamientos de los legisladores, como la diputada nacional, Graciela Parola que manifestó que "unos tilingos no podía arruinar la fiesta del pueblo" ergo estaba bien que los fajen y la siguió, primero el diputado provincial, Rodrigo Vera quien manifestó que no le constaba la violencia y tenía sus serias dudas para cerrar con el archiremanido lugar común, "Atacan como políticos y se defienden como periodistas", ergo de nuevo, está bien que los fajen pero en esto no se pronunció. Por otra parte el significar "Atacan como políticos" descalifica la esencia de su existir como legislador por lo que ni siquiera entiende que la desestimación del oficio que profesa como base para ser diputado es de alguna manera una vergüenza.

Un conocido personaje

Después reapareció su tío, el Ministro de Gobierno, Seguridad, Justicia y Trabajo, tristemente recordado por su exitismo en la pandemia que todos saben cómo terminó.

Jorge González, tampoco se pronunció sobre la agresión a periodistas y dijo, "Cuando carecen de argumentación política tienen que echar mano al conflicto", sobre todo porque demostró ser el funcionario menos equilibrado por la cantidad de ciudadanos procesados, presos, fronteras internas ilegales y la salvaje represión del 5 de marzo de la policía militante y ahora ausente para brindar seguridad a los periodistas.

Cerró con un "Atacan como políticos y se defienden como periodistas" por lo que no se sabe si el sobrino se lo copio a él o él a su sobrino pero forma parte del discurso único para que los que ligaron, sean los culpables por haber ligado.

Después también justificó las agresiones la diputada provincial, Otilia Britez, "Otty" Morales que no entendió nada, o por el contrario, para su papel, lo entendió todo: reducir a una reunión partidaria el OPNGT confundiéndola con un evento privado pero con recursos del Estado –que no es bolsillo ni de ella ni de Insfrán, sino de todos los formoseños-, y querer impedir el ingreso de la prensa –le guste o no- a un espacio público, y más grave aún, no permitir el trabajo de libertad de prensa, por el solo hecho de justificar que ahí "es un momento de estar junto a nuestro gobernador", es realmente grave, viniendo de una legisladora.

Justificar la violencia

Otilia Morales es del gildismo y en el tiempo que lleva en la Legislatura, no ha hecho otra cosa que decir sí con la cabeza y levantar la mano para todo aquello que "baje" desde el Quinto Piso, cumpliendo así su rol pasivo de un mero empleado de una escribanía que firma todo a libro cerrado. Por eso, es entendible su defensa a ultranza de la gravedad institucional que supone que un legislador se niegue a responder preguntas y mande a una patota a increpar a los periodistas.

Ningún funcionario está obligado a responder preguntas, aunque él no responderlas es también una respuesta. Pero lo que ningún funcionario, ni nadie tienen permitido, es mandar a golpear a trabajadores, y esto es lo que debería repudiar la legisladora. No tergiversar las cosas diciendo que "esos no son periodistas" o "fueron a provocar"; porque si ese es el argumento para justificar la violencia, entonces se ha perdido todo.

Poco valor a las libertades

Acá no se trata de esa falsa concepción que planteó un político como Lula para justificar y equiparar un Poder ejecutivo con el de la opinión, como es el de la prensa: "Atacan como políticos y se defienden como periodistas". Nada más faláz que esa afirmación. Ningún periodista debe ser acallado ni mucho menos violentado, eso es lo que tiene que plantearse la legisladora provincial o cualquiera y entender que la gente que golpeó y agredió, ha sido la misma que forma parte de los que ella defiende y hablan de "odio".

Hay que recordarles que no estar de acuerdo con las políticas de un partido político y de su líder, no la faculta ni a ella ni a nadie para definir la "formoseñosidad" de un ciudadano. "Porque venir a meterse en el operativo solamente para crear situaciones que no queremos que se repitan jamás, eso no es de formoseños que amamos a nuestro pueblo", dice para justificar lo injustificable Morales.

Pero ha sido una semana en donde los marginales se han apoderado, con connivencia del estado gildista, de las libertades constitucionales, como en tantas otras ocasiones.

Lección de civilidad

La legislatura en su sesión de los jueves tuvo a la patota presente en el recinto a manera de amedrentamiento hacia los trabajadores de prensa y una de las violentas se ubicó en el sector de periodistas, tratando de generar una reacción de aquellos a quienes había agredido y por lo que ha sido denunciada penalmente.

A manera de burla, fue acreditada aparentemente como prensa del SITRAMF del diputado, Jorge Zarza y estaba justo en la sesión donde se denunciaban y se repudiaban, los ataques a través de patotas, desde hace varios días a esta parte.

A diferencia del ámbito de caos, golpes a traición, gas pimienta, la mujer se sentó cómodamente y pudo presenciar toda la sesión sin ninguna molestia porque después de los golpes el gobierno reforzó a través de este tipo de situaciones la protección y el blanqueo de los violentos, maquillándolos de personas respetuosas de la ley y sobre todo de trabajadores de prensa cuando unas horas antes organizaban, hordas descontroladas para pegarles a dos comunicadores.

Otro ambiente

De todas maneras y más allá que deberá responder por imputaciones penales en la justicia, con la protección de las lamentables instituciones muleto de un poder  legislativo, aprendió que en un ambiente de respeto y de pluralidad, como lo es la sala de prensa de la Legislatura, los trabajadores de prensa respetan a quienes tienen al lado y no tratan de aplastarlos a los golpes para imponer una idea única.

La presencia de una persona violenta en estos ámbitos, con la tranquilidad o la incomodidad de saberse cómplice de los hechos vergonzosos de los cuales fue parte o enviada por el propio Zarza, tratando de figurar por estas acciones y no por su tarea legislativa nula, pone de relevancia que en un lugar en donde hay respeto entre ciudadanos, sean periodistas o no, este tipo de personas producto de la marginalidad del modelo formoseño, aprende algo de civilidad y quizás el día de mañana deje paso al respeto y se vuelva menos violenta.

República

Tomando palabras del Dr. Hugo Kullman, "Solo hay periodistas en una República  y cuando se ataca a los periodistas, se ataca a los fundamentos más básicos de la convivencia ciudadana y si esta agresión a su vez es realizada por patotas organizadas por estructuras dentro del oficialismo, es mucho más grave porque los que inventaron este tipo de acciones fueron los facistas a principios del siglo 20. Eran bandas que atacaban a los civiles y esas personas personas fueron consolidando poderes que terminaron en tiranías sanguinarias".

"Esas patotas tienen una peculiaridad muy grave y es que son impunes. Toda la estructura del estado, está para darle cobertura, pueden  hacer lo que quieran en el centro de la ciudad contra dos personas públicas y nadie va a hacer nada para frenarlos, eso es gravísimo. Prácticamente demuestra que en Formosa no existe una república" aseguró.

El silencio de los buenos.

Hay un escritor, Timothy Snyder, que escribió sobre la tiranía que dice que muchas personas ante estas situaciones, primero asoma la idea de una especie de inevitabilidad, "No, las cosas malas a la larga terminan, la justicia se va a imponer, Dios no lo va a permitir, Algo  va a pasar que va a hacer que esto inevitablemente termine" pero esto no ocurre y se termina pasando a otro tipo de escapismos, "Esto siempre fue así, esto no va a cambiar, hay que acomodarse" y de las dos formas los ciudadanos renuncian a sus tareas porque todo esto que pasó está organizado por un grupo de mafiosos pero la ciudadanía le dio ese poder que tiene.

Snyder dice, "Miren señores, empiecen a preocuparse como ciudadanos porque lo que hay que hacer es impedir que la tiranía se consolide" y da unos consejos: "Traten de no obedecer por anticipado" porque hay gente que tiene la espalda tan domesticada para plegarse a cualquier orden que antes que llegue el tirano ya están de cuclillas y rindiéndole pleitesías. Hay que tener un poco de dignidad y no dejarse domesticar.

La "casta política"

Las instituciones republicanas no se defienden solas y los políticos no son los mejores defensores porque ponen en prevalencia sus intereses espurios, son los ciudadanos los que tienen que defender la república porque si no la van a pisotear. Hoy en Formosa nadie puede contar con sus derechos garantizados.

Lo que pasó con los periodistas es el ejemplo. Las tiranías empiezan de a poquito dice el autor, no es que un día aparecen y matan a la gente en la calle. No, aparecen de a poquito y no hay que acostumbrarse a actos repudiables. 

Nosotros  en Formosa estamos acostumbrados a patologías políticas, las agresiones en actos públicos en actos civiles son reiteradas y todo lo toman como algo cómico. Los carteles que hay en toda la provincia con la cara de los intendentes, los funcionarios, solo pasa acá.



Hay una colonización de un partido político del estado

Lo que hemos visto esta semana es bochornoso: abogados defendiendo que se pisoteen a las personas en las calles impunemente y apelando a la burla con una vileza impresionante. Policías mirando como a una señora le tiraban gas en la cara y la golpeaban. Es de una miseria humana inconcebible para funcionarios políticos formados en democracia y electos por el voto popular.

Snyder afirma que no hay que dejarse usar como un ganado porque cuando uno permite que lo traten como una masa, el que lo maneja como una masa cree que no vale nada y a partir de ese momento, perdió todos los derechos.

Hay que mantener la calma cuando ocurre lo impensable, porque los tiranos nos manejan con miedo para domesticarnos y si nadie está dispuesto a arriesgar su vida por la libertad vamos a terminar todos muertos por la tiranía.

Meterse dentro de la masa es hasta placentero porque uno deja de tomar responsabilidades. Las tiranías viven de las masas, infantilizan al ciudadano.

El pensar y defender las libertades vienen de la mano y resultan en una amenaza para las autocracias, por eso el ejercicio del periodismo conviertes a los periodistas en el blanco preferido.

El partido único cuando se hace el estado, permite que hoy la confusión casi sea una certeza, si Insfrán es de Formosa o Formosa es de Insfrán.