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comentario politico semanal

El legado del sacerdote

El Padre Francisco Nazar, renunció a todo para radicarse en el oeste formoseño y convivir con los pueblos originarios, compartiendo con ellos las mismas penurias y carencias que les tocaba en suerte.

Padre Francisco Ernesto Nazar, vicario episcopal para los Pueblos Originarios. Un modelo de  compromiso hacia los pobres  y los más marginados. Su trabajo misionero y su búsqueda de la Tierra sin males, fue su opción preferencial.

La iglesia le rindió un cristiano homenaje en la catedral de la ciudad, donde quienes habían apreciado y admirado al cura de carácter consistente, pasaron a saludarlo por última vez pero el sacerdote había solicitado como uno de sus últimos deseos, volver a descansar a la tierra donde había aprendido y enseñado la palabra de Dios.

Fue en El Potrillodonde la mística de Padre Nazar, trascendió lo religioso para ser despedido por pastores de diversas religiones y una multitud de originarios que no se atropellaban por tocar el féretro sino por participar a su manera,  del luto y el dolor de haber perdido a uno de los pocos criollos que no vino a sacarles provecho sino a asistirlos desde el camino de la religión.

 

Trampas para mantener el poder

El Vicario de los Pueblos Originarios fue mucho más allá de la labor de sacerdote para comprometerse enfrentando al poder feudal de Gildo Insfrán. Si las injusticias se daban en muchas ciudades importantes de la provincia, se potenciaban aún más en las comunidades aborígenes con carencias de todo tipo.

En el año 2011 el sacerdote pidió licencia para competir electoralmente contra el poderío del aparato clientelar del séptuple gobernador. En esa oportunidad, Insfrán modificó la ley de Lemas para el cargo de gobernador, no quería caer víctima de sus propias trampas.

El religioso fue salvajemente atacado por las usinas oficiales por su filiación de alcurnia, sin importar toda una vida de desprendimiento en el oeste formoseño. Ese año murieron dos formoseños por la salvaje represión en la comunidad de La Primavera que llevó adelante la policía militante del barbado lagunense.

La competencia de los "criollos"

Nazar entendía perfectamente cuál era su rol en las comunidades aborígenes e inclusive en favor de toda la sociedad formoseña aunque esta nunca asumiera el mensaje. Fue uno de los que denunció la criminalización de la protesta aborigen, el armado de causas por parte de la policía que luego se volvió un uso común en toda la provincia.

El sacerdote también denunció el año pasado la violación de los derechos humanos en pandemia. Para Nazar "Lo que pasó en el oeste reveló el racismo encubierto que habita en vecinos que aplauden la represión al indígena. Si miran los videos que circulan en las redes sociales van a ver como un sector no indígena aplaude, grita sapucays y festeja la represión contra la misma gente diciendo palabras muy soeces, desagradables".

"Hay mucha gente que también insulta diciendo "a los indios se le da todo y ahora como no entienden hay que darle palos", van apareciendo las cosas más miserables del corazón. Esto no se corrige con el palo, esto se corrige con el diálogo donde todos seamos respetados en nuestra dignidad de seres humanos y de ciudadanos porque no somos meramente habitantes, sino que somos ciudadanos, todo ciudadano, más en democracia, tenemos derecho a ser escuchados", agregó en una entrevista.

Reconoció que "vivimos una sociedad muy fraccionada". En ese sentido, también recordó que Formosa tiene un gobierno que lleva muchos años en el poder y "cada vez desoye más la voz del pueblo, como tomando ciertas actitudes que son demasiado altaneras y nosotros tenemos que sentarnos a dialogar con el respeto".

Le enrostró al ministro de gobierno del lagunense,  Jorge Abel González, la violencia con que trataban a las comunidades en razón de la pandemia y le recordó su pasado como abogado de la pastoral aborigen.

Pero claro no todos mantienen al resguardo de un buen puesto en el gobierno, una coherencia respecto de los ideales o principios que defienden.

Considerable pérdida

Se fue uno de los grandes hombres de la historia de Formosa, homenajeado como pocos por los wichís y cuyo nombre debería estar estampado en algún lugar representativo como alguien que ayudó a mejorar un poco la vida en las comunidades originarias y la deteriorada calidad institucional en la provincia.

Seguramente el eterno residente del quinto piso no impondrá su nombre a una calle, como lo hizo con militantes del pejotismo absolutamente intrascendentes pero lo que no podrá evitar es el legado del cura Nazar, legado que vive en los pueblos del oeste que este sábado lo despidieron con mucho dolor. Legado que forjará nuevos dirigentes, nuevas ideas que irán reconfigurando el mapa de sometimiento que el perdurable residente del quinto piso, planea mantener mientras tenga vida, el modelo formoseño. Un modelo de exclusión, de pobreza y de marginación de las comunidades aborígenes.

Culto a la personalidad

En la semana y con el aumento de los femicidios, el PJ organizó el característico acto partidario en el estadio Cleto Castañeda por el día de la mujer.

Aún prevenido del enojo en la sociedad por la inacción de la Secretaría de la Mujer en el aumento de la violencia de género, Gildo Insfrán, no cedió la palabra a ninguna legisladora, funcionaria o militante mujer sino que nuevamente se auto exaltó como suele hacer.

Con legisladoras, funcionarias y referentes políticas como telón de fondo, el único orador en el acto llevado a cabo por el día internacional de la mujer fue el gobernador, Gildo Insfrán.

Es evidente que el gobernador no preparó su discurso ni permitió que alguien con perspectiva de género lo hiciera porque prácticamente ignoró todo lo que a lo que no se debe apelar para generar una conciencia de igualdad en todos los ámbitos.

Lleno de preconceptos, el gobernador evidentemente desconoce en absoluto cuales son las estructuras para referirse a un día en donde no se trata de regalar flores, de regalar elogios y sobre todo no multiplicar conceptos incorrectos que refuerzan roles y estereotipos que fomentan la desigualdad.

Encasillar  la mujer en el rol de madre es uno de ellos porque las mujeres no tienen exclusivamente ese rol, si desde la mirada machista. Hay miles de mujeres que no quieren ser madres, por lo que poner de ejemplo a su propia madre para luego decir que gracias a ella, "El algo aprendió" en consecuencia es el gobernante hace  un cuarto de siglo es volver sobre los estereotipos equivocados en función de que en este día, él no es el que importa y ni siquiera es su homenaje.

La absoluta falta de preparación del gobernador, apela en su discurso a "sexualizar" a sus militantes mujeres, coqueteando con una torpeza, solo imaginable en alguien que no ha reflexionado sobre la importancia de la palabra en un momento en donde los femicidios cada vez son ascendentes.

De la misma manera, vuelve a reforzar estereotipos con ofertas o iniciativas (mujeres en rol de enfermeras en la pandemia, de maternidad, su cardióloga porque le cuida el corazón o el ascenso de una mujer comisario en la policía, que por supuesto él autoriza).

Todo el acto se concentra en la auto exaltación de su figura, las mujeres solo tienen un rol complementario, son necesarias "para cultivar el amor".

 

Mutis encubridora

Otro de los grandes yerros fue resaltar la tarea de la Secretaría de la mujer, que desapareció cuando se cometían todo tipo de abusos y violencia en los centros de aislamiento con al excusa de la pandemia. Detenciones ilegales de dirigentemujeres en donde guardó un silencio cómplice.

Insfrán trató de rescatar a la licenciada, Angélica García, de un lamentable papel, siendo nuevamente la apelación al estado de gracia por parte de un gobernante arbitrario y machista, quien habilita o no. Un discurso que expone la falta de seriedad y capacidad para afrontar un escenario de creciente violencia de género.

La cuestión no pasó desapercibida pero nadie se anima a enfrentarlo para corregirlo. El lagunense seguirá cometiendo un bochorno tras otro, pero el coro de obsecuentes jamás se animará a decírselo. Le tienen un temor sumiso.