La “platita” para unos pocos
Gildo Insfrán, todavía no se ha estrellado contra su irracional obstinación de querer mantenerse eternamente en el poder.

Con un resultado adverso en la PASO y la pérdida de 75 mil votos, el oficialismo inició toda una serie de ensayos para reconquistar a aquellos que decidieron no acompañar a una poco atractiva, propuesta respecto del candidato oficial Ramiro Fernández Patri. En el mismo sentido la ciudadanía canalizó un épico voto castigo por los abusos y las violaciones a los derechos humanos cometidos con excusa de la pandemia.Gildo Insfrán, todavía no se ha estrellado contra su irracional obstinación de querer mantenerse eternamente en el poder.
Aun así el séptuple gobernador, superado por la arrogancia por tantos años en el poder, no solo mantuvo a los ministros que mandó a poner la cara durante la violación de los derechos constitucionales y un estado policial que salía a la caza de ciudadanos, sino que redobló el discurso en el sentido de no reconocer (como en épocas de la dictadura) que con las erróneas políticas sanitarias provocaron el quiebre de la intimidad en las familias formoseñas.
Lejos de actuar como un estadista que comprende el dolor de los vínculos humanos con la pérdida de una vida, la desesperación por la pérdida de las fuentes de trabajo y el temor de la persecución política, avalada por un sórdido Poder Judicial provincial, Insfrán, no pidió disculpas por los gravísimos errores cometidos.
Una mesa socarrona
No se tomó un tiempo a pensar los daños infringidos al tejido social y ni siquiera permitió que las heridas cicatrizaran para activar el aparato de propaganda partidaria. De hecho se utilizaron las políticas sanitarias para resaltar el “modelo formoseño” que lejos de ser exitoso al haber tornado a la provincia, una penitenciaría con todos los ciudadanos adentro.
Repetir hasta el desaliento el discurso, de lo que se hacía bien y obviar las medidas que castigaban al pueblo por fuera del Coronavirus, eran como un taladro que todos los mediodías se burlaba de todos los formoseños.
Mientras secuestraban motos, detenían a personas, armaban causas, los trasladaban a cientos de kilómetros de sus casas separando familias o cerrándole los límites ilegalmente, el séptuple gobernador vivía en una burbuja. La vacuna VIP del kirchnerismo todavía no había llegado para él y el resto de sus funcionarios.
Privilegios que da el poder
Insfrán no pisaba la calle ni por casualidad, hasta que llegó la vacuna VIP y ni siquiera en ese momento se ocupó de ver lo que había causado, coronavirus mediante ¿Cómo estaban los formoseños? De manera compulsiva y con plata de todos los ciudadanos se dedicó a viajar en vuelos ejecutivos a la ciudad de Buenos Aires todas las semanas, mientras que el resto no tenía servicios de transportes, dentro y fuera de la provincia, sumado a que el aeropuerto solo lo usaba el mandatario.
Los comercios cerraban definitivamente sus persianas de a uno por día y mientras en todo el país había clases semi- presenciales, en Formosa la Fase 1 era la preferida de los funcionarios de Insfrán. Cuanto más encerrada la gente, menos expuesto el precario sistema sanitario del modelo.
Los muertos iban a llegar como ocurrió en todo el mundo, pero solo en Formosa, Insfrán le echaba la culpa a los opositores, a los comerciantes, a los padres que querían que sus hijos volvieran a la escuela, a los gastronómicos.
Todos tenían la culpa e inclusive el coronavirus hasta llegaba a ser accesorio en el relato oficial. La caza de brujas donde dar positivo al hisopado transformaba a los formoseños en delincuentes, era acompañado por leyes amañadas, jueces sumisos y las redadas policiales en donde los ciudadanos, escapaban no del virus sino de su gobierno.
Infructuosas defunciones
Sería interminable la lista que debería recorrer el barbado lagunense para encontrar de manera sencilla, el porqué del voto castigo de las PASO y que podría repetirse en el mes de noviembre. “Yo lo voté siempre pero no le voy a perdonar nunca lo que me hicieron en el Cincuentenario”, “No pude llevar mi padre al Hospital”, “Mi madre se murió en un escuela sin atención”, “Hace un año que no veo a mis nietos”, “No me dejaron velar a mi madre” y un sinfín de frases que podrían condensar quejas que miles de veces se plantearon y nunca fueron escuchadas. Esta parte de la historia era recortada de manera burda por los informes del Consejo de Atención a la Emergencia todos los mediodías.
Por otro lado se comprometía la sensibilidad del formoseño con el luto por la muerte de comprovincianos y hasta se les repartía una parte de la responsabilidad “Por no cumplir las órdenes del gobierno”. Con un contraste brusco, también se informaba cuanta gente se había recuperado y en este segmento se ponderaba el modelo.
Todo fue muy evidente y miles de formoseños se sintieron engañados.
El monólogo tiene pata cortas
Gran parte de la sociedad se dio cuenta de la farsa, menos el ideólogo de las patrañas. El eterno residente del quinto piso, enceguecido por el poder y la longevidad, no ve lo evidente. Saca el candidato inútil de los afiches en las calles y pone su rostro, vuelca millones de pesos de los recursos públicos para cooptar voluntades, apela a su tramposa Ley de Lemas , apela a los vecinos de “enfrente”, clama a todo lo que conoce y con lo cual se ha mantenido por un cuarto de siglo atornillado al quinto piso.
Pero ignora lo principal y es que la gente no pretende que le regale plata, la gente quiere dignidad, respeto. Hubiera sido mucho más efectivo que el gobernador pidiera disculpas a los formoseños pero hace tiempo ha perdido la capacidad de darse cuenta, solo sabe imponer.
Los jóvenes y las redes
Extraña el tiempo en que las redes sociales no eran un problema, en donde solo reinaba la censura y el discurso único. En donde no había protestas porque la gente consentía con lo que se le daba y al que no se conformaba, se le daba un poco más.
Pero el formoseño además de los planes, quiere trabajo. El formoseño pretende poder emprender para progresar o fracasar en el intento pero anhela libertad para hacerlo. Aspira que sus hijos puedan quedarse en la provincia para estudiar y realizarse, ambiciona poder mirarles a la cara y decir que lo que tiene es fruto de su esfuerzo.
Gran parte de la voluntad en las urnas es el resultado de un voto castigo pero también en las urnas se contraponen los valores con la forma de ser y de hacer y que el gobernador y sus ministros fusibles demostraron no tener.
Cruzar el “Bermejo”
Si al principio del mandato del presidente, Alberto Fernández, Insfrán tenía alguna esperanza de posarse en algún cargo nacional, hoy ya no tiene expectativa alguna. Las “bravuconadas” de la oscurecida mesa del COVID y de su esporádica aparición pública, ha estigmatizado su figura y las de los muchos formoseños que circulan por el país. El ser formoseños, esta devaluado por mantener a un “señor feudal”, como exitoso “empresario político”, que crea pobres e indigentes, para ser “campeón” en las estadísticas nacionales.
Para la democracia bien entendida es un lastre y con solo nombrarlo se manifiestan todos los defectos de los gobernantes arbitrarios: reelección indefinida, Ley de lemas, feudalismo, destrucción de la calidad institucional, falta de transparencia, persecución. Todos lo ven, menos él.
Emblemática provincia
¿Cómo gobernaría Insfrán con una legislatura sin la mayoría para el quórum propio? ¿Cómo trabajarían los jueces de la provincia sino tuvieran la amenaza de perder sus cargos por un jury de enjuiciamiento?
Uno de los legisladores nacionales que visitó Formosa en los últimos días, expresó que ellos ven a Formosa desde afuera y cada vez que vienen, ya no encuentran una revolución embrionaria sino procesos cada vez más consolidados de cambio.
"Es una lucha que tiene que ver con la libertad, que tiene que ver con la vigencia de los derechos humanos, que tiene que ver con la lucha por trabajar o emprender. Vinimos a Formosa porque somos diputados nacionales, nos duele, nos ocupa y nos preocupa lo que pasa en cualquier otra provincia pero con un adicional, porque para nosotros Formosa es el faro para el país. Acá hay un feudo que sometió de manera muy cruel al pueblo durante un año y medio así que lo que se pueda hacer acá es un ejemplo para la república argentina" exteriorizaban.
Nada será igual
Más allá de los resultados de noviembre, el camino que ha empezado a recorrer el ciudadano formoseño es de cambio. No anhela seguir viviendo lo mismo. Inacabable, de eterna insatisfacción y carencias para la gran mayoría y de injusta riqueza para pocos.
Los engranajes del motor han empezado la marcha y el combustible son las ideas, la pluralidad de pensamiento, los acuerdos, la libertad, el respeto por los derechos humanos. Insfrán desespera porque no le alcanza, porque es algo más que la dádiva, porque la dignidad de las personas no se compra con plata y esto confunde al gobernador ¿Por qué no funciona ahora si desde hace 25 años es igual?
El séptuple gobernador, mantiene los peores funcionarios y nombra otros funcionarios muletos, pone candidatos que no miden y cuando no le resultan se pone él en los afiches de campaña.
No entiende a los jóvenes y los ve como una amenaza, desconfía de los que él mismo nombra y se refugia en su “anticuada mesa chica”. Sin una estrategia electoral, sin un diagnóstico propio, el eterno residente del quinto piso repite recetas pero esta vez sin la seguridad de otras elecciones y con la certeza de una derrota casi segura del kirchnerismo a nivel nacional.
Gildo Insfrán, todavía no se ha estrellado contra su irracional obstinación de querer mantenerse eternamente en el poder.
Sus insólitos caprichos, los ataques de histeria en sus discursos, su infinita crueldad con los varados, y el desprecio por la vida de sus conciudadanos, al haber atrasado el periodo de vacunación, provocando más de un millar de evitables fallecimientos, serán la balanza electoral, en que la sociedad definirá, el destino de todos los formoseños.