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comentario politico semanal

Uso del poder sin límites

La justicia provincial pasa por su peor momento al haberse vuelto una mera herramienta de justificación de los excesos policiales que se cometieron y se siguen cometiendo en razón de la pandemia. Si algo le faltaba a Gildo Insfrán, demostrar que además de tener una “escribanía” legislativa, también tuvo que comprometer y desacreditar con el “modelo formoseño"  a la justicia provincial.

Los magistrados que más allá del requisito de tener como título de grado, ser abogado y “concursado” para formar parte de una terna para el cargo de juez, muchas veces se enteran en última instancia de la situación de privación de la libertad de miles de formoseños que han pasado por este trance.

Más de 40 mil causas se han instruido por la violación del artículo 205 del Código Penal, con órdenes de allanamiento (algunas llevadas a cabo, otras no) y se siguen instruyendo en razón de la pandemia, salvo claro si quienes violan los protocolos sanitarios, son los candidatos del Frente de Todos o el propio gobernador Insfrán.

 

La justicia como instrumento político

La situación se agrava si se trata de un referente de la oposición, ya que es muy probable que, si este quiera denunciar a un oficialista, mágicamente las denuncias se reviertan y termine preso siendo el denunciante, como ha ocurrido el día jueves con una candidata del Frente Juntos por Formosa Libre en Clorinda.

Otro condimento para que los desaparecidos fiscales en pandemia, aparezcan, es si se trata de periodistas críticos y les den trámite a denuncias disparatadas sobre opiniones editoriales, en un claro ataque a la libertad de expresión y una abierta censura como mandato del gobernador.

Pero la justicia determina de acuerdo a los tiempos políticos, no solo por la pandemia sino también porque se acercan las elecciones.

Todas las causas que se han podido tramitar en contra de dirigentes o referentes de la oposición se han acelerado de manera mágica y las notificaciones fluyen con una dedicación exclusiva de jueces y fiscales gildistas.

 

 

La impunidad que da el poder

En la pandemia hubo una enorme cantidad de ciudadanos que aceptó asumir el enorme sacrifico de cerrar sus negocios, no trabajar para colaborar con la salud pública, mientras los funcionarios que no respetaron el acuerdo social.

Aumentaron los impuestos, viajaron en vuelos privados con costos de miles  dólares con un aeropuerto solo habilitados para ellos, siguieron haciendo fiestas como lo vimos con el presidente. El intendente de una ciudad fronteriza, se fue de vacaciones a la ciudad de Asunción en Paraguay mientras sus ciudadanos no tenían la atención básica en los hospitales.

Los delincuentes en libertad

Con esta falta de respeto a las normas impuestas y el ataque del entorno más privado de la familia formoseña, algunos jueces manejables, dinamitaron la poca calidad institucional que le quedaba a la provincia de Formosa.

Con contravenciones a veces por motivos arbitrarios, de acuerdo a la cara del parroquiano, más las causas penales armadas desde cada uno de los humores en los controles policiales, la provincia se volvió una gigantesca prisión y los pocos ciudadanos que podían circular lo hacían de manera condicional.

Las reglas para la mayoría, interpretadas de manera discrecional no abarcaban a miembros del poder que tenían todas las libertades que habían cercenado a los demás. De igual manera y por una bajada de línea del gobierno nacional, todos aquellos reclusos que no tengan una condena definitiva, más allá de los tiempos estipulados, debían salir en libertad supeditados a la causa. La urgencia de liberarles es sencillamente para que votaran agradecidos al oficialismo y aunque en el padrón figuran como privados de su libertad  aparecen en un padrón especial donde votan con lista única de acuerdo a su domicilio.

 

La “industria del juicio"

 

Como si fuera poco, lo jueces y fiscales que estuvieron desaparecidos desde mucho antes de la pandemia ahora son noticia por denuncias penales en su contra como la que se ha presentado en las últimas horas contra un Juez integrante del Tribunal Laboral que según los denunciantes comete todo tipo de atropellos impidiendo la producción de pruebas no respetando los plazos de la ley desconociendo así principios básicos que hacen a la seguridad jurídica que todo ciudadano debe gozar y por sobre todo los jueces deben hacer respetar, por lo que cuando el propio juez quien viola sus propias disposiciones nos encontramos ante un típico caso de abuso de autoridad.

Es notable como aparecen desde el anonimato en que se hallan inmersos los funcionarios del poder judicial a través de estas y varias  denuncias que se hicieron públicas, cuando son denunciados en el fuero penal.

Falta de ejemplaridad

Desactivados y hasta cómplices de las violaciones a los Derechos Humanos, denunciados por Human Rigth Watch o Amnistía Internacional en los centros de aislamientos, hoy más apresurados que nunca motorizan todo tipo de notificaciones para apurar las condenas. No se mostraron cuando el formoseño era avasallado en función de sus derechos constitucionales.

Desde el propio Superior Tribunal de Justicia, sentaron base de una enérgica sumisión hacia el gobierno. “El Poder Judicial no está para controlar al Poder Político” aseguraron sus ministros .

¿Qué se puede esperar de los jueces de instancias inferiores, si los máximos referentes se asumen con inútiles ante el equilibrio de poderes que consolidan una república?

Es así que los formoseños que fueron víctimas de la inseguridad dentro o fuera de la pandemia observaron azorados como aquellos delincuentes, claramente identificados que atentaron contra su vida y sus bienes, se iban a su casa por la puerta giratoria de los tribunales provinciales.

Toda la sociedad fue víctima de la negación de justicia cuando violaron sus derechos constitucionales con las irracionales imposiciones por el coronavirus.

Desamparo arbitrario

Hoy en la provincia y gracias a una brutal apropiación del Poder Judicial del Poder Ejecutivo, cualquiera que tenga un problema o que sea víctima de un abuso o hecho injusto por parte del gobierno de la provincia se halla en la más absoluta indefensión. Los jueces de Insfrán no están para impartir justicia, están para brindar impunidad.

No hay hacia donde correr porque la justicia federal, también ha demostrado acabadamente que trata de agradar el eterno residente del quinto piso. Lo ha demostrado con los cientos de Habeas Corpus que se han presentado durante la pandemia y en los cuales se han declarado incompetentes, tanto el titular del Juzgado Federal N° 1 como la titular del Juzgado N° 2 y que luego eran reprendidos por la Cámara Federal de Apelaciones cuando revocaban sus fallos y les ordenaban intervenir.

 

Observando el quinto piso

Pero el titular del Juzgado Federal N° 1 ha dado acabadas muestras de sometimiento al barbado lagunense no solo declarándose incompetente en todas las causas por razón de las imposiciones en la pandemia sino participando como protagonista en la apropiación por parte del séptuple gobernador de la Universidad Nacional de Formosa.

Más de 40 amparos rechazados, cerca de 20 cajoneados, resoluciones cada 24 horas cercenando el funcionamiento del Consejo Superior, que es el órgano legislativo de la UNaF, son el resultado de una abierta parcialidad, en un magistrado que aparte fue nombrado profesor en reemplazo de un concejal del gildismo.

Los escándalos en la alta casa de estudios no tienen techo, porque a las agresiones a profesores, confesos militantes del gildismo, se agregan las resoluciones de este magistrado que con argumentos en favor de quien se presentaba por el oficialismo provincial utilizando palabras, como si fuera él quien patrocinara a ese grupo que pugna por el poder de la UNaF.

 

Desintegrando el poder judicial

 

Ha habido un gran retroceso en la provincia respecto de la justicia. Los tribunales se han vuelto, de acuerdo a la causa y de acuerdo a la jurisdicción, oficinas de defensa al consumidor, de resolución de conflictos entre vecinos y hasta ejecutores de pagarés.

La justicia federal de Formosa muestra como gran logro, la lucha contra el narcotráfico y el contrabando, pero sus funcionarios no tienen prurito en sacar provecho, aún puestos en evidencia, favoreciendo al gobierno de la provincia en cada uno de sus fallos.

Formosa se aleja del republicanismo a pasos agigantados, y por efectos de los abusos en pandemia ha quedado al desnudo que los ciudadanos están indefensos. No se puede apelar a la justicia provincial y no se puede recurrir a la justicia federal ,porque el feudal ha pulverizado todos los anticuerpos de la democracia.

Serán los ciudadanos quienes decidan si continuar viviendo en el absolutismo o empezar el cambio para el regreso al republicanismo.

Ya no queda mucho para que Insfrán se apodere de todo en la provincia, pero todavía se está a tiempo.