Gialluca respondió a los periodistas Fernández Acosta y González: “Se colocan en lugar de víctima pero en ningún lugar dicen porqué se pidió a la Justicia que los investigue”
El titular de la Defensoría del Pueblo, Leonardo Gialluca, envió a este medio un pedido de “Derecho a Réplica” titulado “Libertad de expresión o libertad de agresión” en la que esgrimió sus motivos para haber solicitado a la Justicia que investigara a los periodistas Leonardo Fernández Acosta y Julieta González, a quienes se los acusó de violar el artículo 211 del Código Penal. Los periodistas denunciaron censura. La palabra del Defensor del Pueblo.

Libertad de expresión o libertad de agresión
Gracias Sr. Director por permitir, por este medio, que además de la voz del Sr. Leonardo Fernández Acosta, sea escuchada la mía. Si bien la Ley me confiere el derecho a réplica, no dejo de decir que no todos los medios dan la misma oportunidad del ejercicio de esta potestad que cabe a quien difamaron por la prensa. Puede leer por este medio que Leonardo Fernández Acosta, haciendo uso de la venia que tiene como constructor de esta columna, se ha despachado contra mi persona, con arteros calificativos colocándose, además, en el lugar de una “víctima” de persecución a periodistas y censura. Seguramente, más de uno que haya tenido la oportunidad de leer lo publicado por el nombrado, se habrá percatado que, en ningún lugar expresa ¿cuál ha sido la razón por la que este funcionario ha solicitado a la Justicia que investigue sus dichos y los de una señora de apellido González que también es calificada de periodista? A los que nunca se enteraron, les diré que: “Estos señores, avalando el accionar de una persona que, en plena aplicación de las normas legales vigentes y luego de pretender irrumpir en dos domicilios particulares fue debidamente demorado por orden judicial y decimos “demorado” pues a las horas recuperó su libertad. Apoyando al infractor, licenciado y abogada se turnaron para expresar en un programa radial, “al aire”, uno y otra que: La Provincia de Formosa era una cárcel; llamando a quien es Jefe de Estado, tirano alucinante, bufón de la corte y mientras se invitaba a votar para una línea política determinada, denostando a candidatos de un partido político, haciendo futurología sobre el resultado de las próximas elecciones, al mejor estilo de los candidatos y ya muy alejados de una labor periodística. Despreciando a la Fuerza Pública, pretendiendo sembrar el temor en las personas con la afirmación de que fuera una fortuna que el infractor, ya en libertad, “no hubiera terminado muerto”, para rematar con algo que me parece atroz. El afirmar que en la Provincia “va haber un muerto y eso es lo que se estaría esperando para que Formosa sea intervenida”. Apenas lo escrito omitió, creo no sin querer, el Sr. Acosta en lo que pretendió ser una defensa mediática de un exabrupto que, a juicio del que suscribe reúne, cuanto menos, las características de un hecho capaz de promover la “intimidación pública” y de más, hasta una incitación a la “violencia colectiva” ambos tipificados en nuestro Código Penal. Me parece que el ex candidato del Pro, devenido a periodista y abierto opositor al Gobierno Provincial, en su afán de atacar a la gestión oficial, no se percató que traspasó una valla. Ya al hacer partidismo, presentándose como periodista independiente saltó el muro de la moral y hasta ahí podemos decir que una sociedad lo acepta, pues en Formosa se sabe de donde viene cada voz. De ahí a despacharse sea contra cualquier persona sea doña Rosa o el Gobernador de la Provincia, vituperando aun ser humano y pretendiendo sembrar miedo en la gente, con incitación subrepticia a la violencia, lisa y llanamente, desde mi saber jurídico, transgredió la ley y entonces debe intervenir la justicia. Si hay una persecución en la denuncia que realicé es de la búsqueda de la transparencia y objetividad, por no decir verdad, en la información. Y si hay algo de lo cual no puede hablar Fernández Acosta, es que hubo censura, hasta ahora, desde su labor pseudoperiodística, ha dicho y dice siempre lo que le ha venido en ganas. Eso si, seguramente, detrás de esta columna muchos opinarán insultándome, con el sólo afán de descargar su frustración o quizás porque lo consideren militancia. Es por ello que, para finalizar, quiero que reflexionemos juntos sobre ¿Qué país pretendemos. Uno en el que reine la única y verdadera libertad de expresión? U otro, en el que se imponga la “libertad de agresión”. En el que quien tiene la responsabilidad de llegar a cientos de miles, millones de hogares a través de los medios, diga lo que se le antoje y cuando transgrede leyes haciéndolo, cobardemente se victimice y quiera hacer gala del ejercicio de una labor periodística a la cual ha hecho poca honra. Como sea, será el país que hagamos. Las opiniones respecto de esta columna me darán la respuesta. Gracias, una vez más Sr. Director, por permitirme hacer uso de mi “libertad de expresión”.- JOSE LEONARDO GIALLUCA. DNI 17379704